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zado por sí misma, sin la cooperación de cantores ajenos, es tal y constituye tan grandiosa hazaña de la ilustre orden de la andante caballería, según yo creo y entiendo, que sólo la prudente y dis– creta consideración de los valerosos caballeros puede encarecerlo y no compararlo». l. Iglesias (D. de N. 17-VIII-52) apunta el dato pintoresco: «es de destacar. .. las dificultades económicas por las que ha atravesado la Coral, ya que por carecer del vil metal estuvo a punto de suspenderse esta salida a Llangollen». El festejo culminó en el homenaje ofrecido por el Ayunta– miento del Baztán, el 10 de agosto de 1952. «No podía permane– cer inmutable el noble pueblo baztanés ante los triunfos consegui– dos por un grupo de hijos ... (imposible seguir al articulista por los vericuetos de su verborrea) ... por eso el Ayuntamiento del Baz– tán que preside don Gerardo Plaza y de Secretario el Sr. Arricivi– ta, acordaron rendir homenaje a estos héroes que con las armas del bel canto, lograron poner muy alto el prestigio del Baztán y de Navarra que es lo mismo que decir España. A este homenaje no podían faltar las primeras autoridades ... ». Entre los asistentes se nombran al Vicepresidente de la Diputación M. Gortari, al Con– sejero Nacional J.A. Ortigosa, al Coronel de Fronteras Dn Julio Ortega, Teniente Alcalde de Irún José A. Ponte, representantes de Institución Príncipe de Viana J.E. Uranga y A.M.ª Troncoso, representantes de los coros Easo y Maitea, Escolanía Gorriti, Director del Orfeón Pamplonés M. Lipúzcoa, etc. «El P. José Antonio de S.S. el ilustre compositor capuchino, eminencia artís– tica conocida en todo el mundo musical, dijo la Misa,». La fiesta continuó con el almuerzo en el restaurante Joshepa de Elizondo, durante el cual se leyeron las numerosas adhesiones del Goberna– dor civil, Valero Bermejo, de la Coral de Cámara de Pamplona, del director de la orquesta de Sta. Cecilia de Pamplona, J. Bello Portu, de Duguna, Filare, etc. No faltaron los discursos de cir– cunstancias, y Juan Eraso pudo decir a un corresponsal: «¡Por fin creen en mí!» 14

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