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VI y a quien los obreros, en más de una ocasión, a. gra.decidos a tanta bondad, acompañaron hasta su palacio. Pero les faltaba la bendición más augusta de la tierra, la bendición del Padre común de los fieles. Y así, a petición del mismo Mons. Cortessi y del entonces Director del Centro, P. Serafín de Oricaín, el Pontífice Pío XI otorgó al Centro Obre– ro Católico amplia y paternal bendición: "Nella speral!lza e coll' augurio pertanto che codesto pío Sodalicio continui con fervore nell' opera intrapre– sa, fino ad asdcurare al Divin Re Eucaristico il pieno e incostratato dominio di tutti i cuori in co– desta cara citta, !'Augusto Pontefice invia ben vo– lentieri Benedizione"... . ."En la esperanza y con los deseos de que esa piadosa Asociación continúe con fervor la obra comenzada hasta asegurar al divino Rey eucarís– tico el completo e indiscutib~e dominio de todm, los corazones en esa querida. Ciudad, el augusto Pontífice envía con placer la Bendición Apostó– lica..." Dicho documento pontificio lleva por fecha el 15 de Julio de 1926. En la actualidad el Centro ha tomado una nue. va modalidad y nuevo incremento. Junto con Ia Religión se le da al obrero CuHura, por medio de notables Conferencistas de· nuestro elem€jlto so. cial-científico, contando para ello con un magní– fico Salón de Actos, aireado y espacioso. ,En la noche (lel 15 di; mayo del pasaclo añQ

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