BCCCAP00000000000000000001775

cabal conocimiento (RrVERO, id., p. 399). Por último, de este mis– mo Padre Cavarte afirma el cronista esta cosa admirable: que "era tal el hábito que tenía de hablar la lengua achagua, que en los últi– mos momentos de enfermedad se ayudaba a sí mismo a bien morir en el lenguaje achagua, y estuvo en su entero juicio hasta los últimos alientos (RIVERO, id., p. 400). En otro lugar de la misma historia se afirma que el mucho progreso que hizo dicha misión de los Achaguas, se debió a los buenos misioneros que tuvieron, muy aplicados al es– tudio de su lengua, en la cual salieron eminentes, además del men– cionado Cavarte, los Padres Neira, Castán, de Castro y el Padre Fer– nando de Arias, a quien se llama "insigne lenguaraz". Del Padre Neira dice la historia que una vez aprendida la len– gua achagua, enseñó a los indios de su propia misión a componer todo género de versos en dicha lengua, conforme al método español y que en todas las fiestas cantaban en verso; y que "compuso muchas comedias de vidas de santos y autos sacramentales que habían de re– presentar los indios, con lo que los tenía embelesados, aficionados y cautivos, para atraerlos por este medio a la enseñanza cristiana, racio– nal y política. Tradujo el catecismo y la doctrina en lenguas Sáliva y Achagua, siendo costumbre enseñarles por la mañana en lengua es– pañola, para que la entendiesen, y por la tarde en su lengua nativa; en una y otra les enseñó con singular desvelo ... ". Abundan otras in– teresantes referencias de este mismo Padre Neira y su gran labor lin– güística. Del bien conocido y meritorio introductor del café en nuestro te– rritorio, el Padre José Gumilla, se nos relata -entre otras cosas– que mientras aguardaba los arreglos para una nueva entrada a la mi– sión del Orinoco, empleaba su tiempo "en el estudio importantísimo de la lengua Betoya, que aprendió con eminencia, a tal punto que "era un hechizo" para los indios oir que el misionero les hablara en la lengua de ellos; de la cual -además- les compuso vocabulario y gramática". Aún nos atrevemos a añadir otro dato de mayor calidad, si cabe, pues señala el alto progreso hecho en el estudio de aquellas lenguas. Así lo demuestran casos como el del Padre José Dadey, quien de acre– ditado misionero en el Casanare, pasó a ser por muchos años profe– sor de cátedra de lenguas indígenas en Santa Fe del Nuevo Reino, -87-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz