BCCCAP00000000000000000001775
caído todos los actuales aborígenes americanos hoy día en un estado de absoluta rudeza y apatía de la vida natural, como ciertamente no es el caso, no se podría con todo afirmar que siempre hubiese sido así. E5 conocida la brillante condición alcanzada por los imperios mejicano y peruano; y que varios pueblos de América habían llegado a alcanzar un alto grado de formación, nos lo muestran las huellas de la vieja cultura, que por casualidad han sido halladas en el caso de los muiscas y de los panos (A. v. Humboldt. Monuments des peuples de l'Amérique, p. 20. 72-74. 128. 244. 146. 248. 265. 297). ¿No valdría la pena el esfuerzo de averiguar si las actuales lenguas americanas conocidas llevan el sello de aquella cultura o de la supuesta, rudeza de hoy? 20 . La construcción extraordinariamente admirable de muchos de estos idiomas debería haber llamado la atención de los investigadores del lenguaje mucho antes y se habrían dedicado con ahinco, si el tratamiento que se les ha dado no hubiese hecho todo para volver irreconocibles las llamativas propiedades de su construcción. Se requiere un estudio muy exacto de éstas, en parte muy acuciosas, gramáticas para, en sistemas apa– rentemente idénticos a los de nuestros idiomas, descubrir en los paradig– mas de conjugación y declinación un organismo en realidad muy diferente; y deberá casi compilar de cada una de tales gramáticas, una nueva, más acorde con la naturaleza del idioma. Felizmente es esto posible en la mayo– ría, porque la constante aplicación de sus autores ha reunido una impor– tante parte del tesoro idiomático. Y en casi todas las lenguas una cierta masa del material ha resistido victoriosa al ímpetu de las formas extrañas, que fue necesario presentarlo bajo diversos títulos tales como partículas, frases hechas, solecismos, etc. Y así se pudo poner a la luz del día una parte del idioma. El haber advertido la importancia de las lenguas americanas para el estudio del lenguaje, es mérito que corresponde al difunto Schlozer. Ha sido el primero desde Leibnitz que ha puesto de relieve el verdadero con– cepto de esta ciencia. Dictó clases sobre un número grande, para aquel tiempo una sorprendente .y pasmosa cantidad, de idiomas. En la parte 31 de la Historia Mundial General trazó las primeras líneas para una crítica segura del lenguaje y durante su estancia en Roma el año 1782 a través del Abate Gilij se familiarizó con las lenguas americanas. Del aprecio de Gilij por las obras de este científico nos hablan las cartas escritas en latín que se encuentran añadidas al final de la obra de Gilij. -66-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz