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De •• 1os tres hechos, especialmente señalados, sólo ampliaré la in– formación en lo referente a la Universidad Católica Andrés Bello. Hela aquí y muy breve, pues a lo largo de mi disertación ya dije que este Centro académico y universitario fue creado hace 1 O años, siendo Rector de aquella casa de estudios el P. Carlos Reyna. El diseño de los objetivos de este Centro, que pensamos debe pasar a la categoría de Instituto, lo hicimos de acuerdo con los Directores del Instituto de Investigaciones Históricas, que lo eran Pablo Ojer y José del Rey Fa– jardo. En el apéndice documental y de notas pueden leer la totalidad de nuestro programa. Aquí sólo quiero resaltar dos cosas: que hemos lo– grado publicar textos bilingües y que hemos alcanzado una meta tan alta como es que un guajiro ciego (Miguel Angel Jusayú) escribiera un diccionario de la Lengua Guajira. Si no se supieran los detalles, esto podría parecer un milagro; y es muy cierto que muy pocos de los lla– mados hombres de letras seríamos capaces de escribir un diccionario tan extenso de nuestra lengua materna sin tener ningún libro a la vista. Publicar textos (ya no las simples Cartillas o Abecedarios para la alfabetización) en lenguas indígenas es casi una necesidad para que tales lenguas subsistan vivas. Pensemos, como ejemplo muy compren– sible, que si aprendiéramos a leer y escribir con cartillas del castellano, pero después todos los demás textos escolares, los periódicos, las revis– tas y los libros estuvieran escritos en inglés o en árabe, ¿qué vida sería la que le restaba al castellano? Los textos literarios, hasta ahora publi– cados, corresponden al guarao, al pemón y al guajiro. Algunos escritores nacionales muy benévolamente nos han atri– buido el alto honor de ser descubridores de las "Literaturas Indígenas Venezolanas" y haberlas puesto a circular en Venezuela y en el Mun– do. Sería suficiente y nos damos por satisfechos si se dice que la falsa ecuación, que se formulaba diciendo "literatura = belleza en la pala– bra escrita", ya hace tiempo cambiada por "literatura = belleza en la palabra, o solo oral o ya escrita", la supimos aplicar a nuestros pue– blos indígenas venezolanos, ágrafos hasta que los misioneros les lleva– mos el alfabeto, el papel y la pluma; y pusimos a circular la expresión paradójica de "literatura oral", que tampoco fue inventada por noso– tros; y tomándolo de la UNESCO repetimos y aplicamos a nuestra pro– pia casa el axioma y la advertencia aquella de que "En los pueblos que -46-
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