BCCCAP00000000000000000001775

"El orden, que se puede tener para introducir nuestra lengua y aún nuestra policía y costumbres entre los naturales, será lo pri– mero que no se prohiba la conversación y .trato de españoles con estos, sino que indistintamente el encomendero, el cacique, el clé– rigo y el fraile, todos vayan y vengan a sus pueblos, hablen y con– versen con ellos, y los españoles entre ellos hablen siempre nuestra lengua; y por fin, que ellos, acertando y tropezando o como quiera, hablen la nuestra, que no dejan de entender algún poquito y cada día entenderán más con este ardid; y con la continua conversación aprenderán nuestra policía de comer, de beber, de vestir, de lim– piarnos y de tratar nuestras personas; nuestras cortesías y ceremo– nias en el hablar, y nuestras crianzas y finalmente, nuestra lengua, que es lo que pretendemos; y aprovecharía esto a todos, así a los grandes que por sus edades no podrán aprender a leer, como a los chiquitos; y si algún inconveniente hay de permitir indistintamente la conversación y trato de españoles con los naturales, es un poco de temporalidad y mala ventura, y mayor es el inconveniente de lo contrario, como he dicho; y no son tan frustrados éstos en este caso, que no se sepan quejar y la justicia remediarlo." (Citado por Silvio Zabala, El Castellano ... , página 25 ) . Un historiador moderno, Francisco Solano, en una apretada sín– tesis y mirando a lo pasado, escribió: "El medio rural, realizado sobre los pueblos de indios, se fue conformando y sosteniendo con una legislación que lo protegía, separando las comunidades indígenas de las zonas rurales dirigidas por europeos. Todo ese proceso de separación residencial tenía como base impedir que vagabundos y transeúntes extorsionasen al aborigen de cualquier forma. Pero a pesar de los intentos estatales, la movilidad de los comerciantes por un lado, el crecimiento gigante del mestizaje por otro, ocasionaron los contactos constantes y per– sistentes, utilizando todos sobre todo la lengua de Castilla en sus transacciones o una mezcla idiomática y colaborando a la penetra– ción y al afianzamiento del castellano, ayudando también a que la aculturación tomase fuerza, consistencia y contenido. Todo ello se complementa con la postura del indígena aculturado, ladino, y cuya influencia sobre los pueblos alejados de los núcleos urbanos se consideró negativa por "hacerles alzar y quitar el miedo de los -29-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz