BCCCAP00000000000000000001773

meses de su regreso del Estado Bolívar (la fecha aportada por Rodríguez es el 04 de abril de 1931), y allí comienza a redactar Canaima. 13 En abril de 1932, el novelista se traslada a Espafia y publica la obra en los Talleres Gráficos Garrofe, de Barcelona, el afio de 1935, por medio de la Casa Editorial Araluce, ubicada en la Calle de las Cortes, 392, con un total de 406 páginas. Para el afio 1931, la Gran Sabana, es un territorio casi desconocido ya que desde el siglo pasado y, precisamente, hasta el afio 1931, se habían realizado algunas excursiones extranjeras yvenezolanas. 14 El 27 de febrero de 1931, cuando ya Gallegos había regresado a Caracas, de su estada en Bolívar y se preparaba para viajar a Nueva York, los Misioneros de la Orden de Franciscanos Capuchinos (quienes estaban en Venezuela desde el afio 1891, fecha cuando se restaura su orden en el país) 15 Monsefior Nistal, Ceferino de la Aldea y Fray Gabino de San u odiaren el llano". "Entre Ovalles y Gallegos: El Llanero", en, Víctor Manuel Ovalles, El Llanero, XX. Las citas transcritas corresponden al Capítulo II: "Guayana de los aventureros" de la novela, p. 15. Para estas notas ha sido utilizada la edición príncipe del año 1935. 13 Efraín Subero, "Gallegos y el mundo de Canaima", cataloga a este viaje como "su primer exilio voluntario", (134). Testimonia que toma Rodríguez de la obra de Juan Liscano, Rómulo Gallegos y su tiempo. 14 Entre las cuales se recuerda la de los hermanos Ricardo y Roberto Schomburgk (1838); la de Theodor Kock-Grünberg, (cuya experiencia está compilada en DelRoraima al Orinoco, publicado por vez primera el año 1926 en Stuttgart); la llegada, desde la Guayana inglesa, del jesuita Ignacio Cary-Elwes, (1912); la fundación de la escuela en inglés en Kamuarán, Luepá y Akurimá, por los Protestantes Adventistas del Séptimo Día, en 1922; la evangeli– zación de los Padres Benedictinos en Boavista (1923-1931). Entre las expediciones venezolanas se pueden reseñar dos, realizadas entre 1880-1894, que llegan hasta el Roraima; la organizada por el Gobierno Nacional (1894-1895); los sarrapieros y balateros que llegan hasta Kamarata en 1916 y la llegada, en 1927, de Félix Cardona y Juan Mundó hasta el corazón de la Gran Sabana por el Caronf. 15 La crónica capuchina ofrece hechos muy importantes en la reconstrucción de la presencia misionera en este territorio. La Prefectura del Caroní fue muy célebre ya que, un año antes de desaparecer las Antiguas Misiones, en 1816, tenían unos 30 pueblos fundados por los Capuchinos catalanes. Pese a las disposiciones del Libertador en 1826 y 1828, los conventos fueron suprimidos por decretos del 23 de febrero de 1837. Durante la segunda presidencia de Páez (1839-1842) se dan disposiciones que favorecen a los indígenas y se comisiona al Presbítero, Dr. José Manuel Alegría, para que traiga Misioneros de España y restaurar, de esta manera, las Misiones. Asfllegan en 1842 y 1843: "numerosos Misioneros Capuchinos" --cerca de ochenta-, los cuales no lograron ver el restablecimiento de las Misiones. En 1881, cuando el Gobierno dispone la necesidad de nuevos misioneros, el arzobispo Monseñor Críspulo Uzcátegui viaja a España y trae, no los cincuenta autorizados por el gobierno nacional, sino ocho; éstos llegan el 09 de diciembre de 1891. No es sino el 22 de febrero de 1922, ydeacuerdoconla Ley deMisiones de 1915yel Decreto que la reglamenta, de fecha 26 de octubre de 1921, cuando se firma un convenio entre el Gobierno Nacional, representado por el Ministerio de Relaciones Interiores, y la Orden Franciscana-Capuchi– na, representada por el M.R.P. Félix de Vegamián, en el cual se fijan las condiciones a regir en el Nuevo Vicariato Apostólico del Caronf. 126 En 1929, el P. Ceferino de la Aldea y Fray Nicolás de Cármenes, realizan un viaje exploratorio, entre el 15 de enero y el 30 de marzo; en 1930, Monseñor Diego de Nistal-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz