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Kamarata, Caroní, Alto Paragua, y los indios de la Guayana Inglesa y Río Blanco del Brasil, el Kanaima o los Kanaimas son indígenas de carne y hueso como los demás indios, pero pertenecen a una raza casi completamente extinguida, llamada de los Pichaukós. Algunos de éstos, para desgracia y desventura de los demás indios, han quedado escondidos en los cerros, en los bosques, en los lugares solitarios; ellos son pobrísimos y altamente envidiosos de los otros indios, a los cuales ven con tristeza vestidos, con escopetas, etc., estando ellos comple– tamente desnudos y sin las cosas más necesarias; por eso quieren exterminarlos; y como son muy cobardes, no lo hacen pública y descaradamente sino a escondidas y a traición, y no cuando varios o muchos van juntos sino cuando alguno se encuentra solo. Los mismos indios aseguran que, si no todas, la mayor parte de las muertes son causadas por este su enemigo mortal; y si no fuera por él, ellos serían inmortales o poco menos. No son diablos ni deidades maléficas, como algunos han afirmado, si bien es verdad que se les atribuye propiedades mágicas; que causan enfermedades mortales con sus soplos maléficos; que tienen la virtud de convertirse en tigres, osos palmeros, zorros y otros animales y alimafias. Ese es el verdadero Kanaima de los indios arriba mencionados. ¿Queréis más noticias y pormenores de los Kanaimas y sus grandes fechorías? Leed la Revista VENEZUE1A MISIONERA, especialmente los números 234 y siguientes, que hablan extensamente de esta interesante materia. A lo dicho sólo queremos afiadir algunos datos curiosos acerca de la vida y muerte trdgica del Kanaima Chankón, uno de los más célebres. En la parte central de lo que propiamente se llama la Gran Sabana, al Este del río Apanhuao, no muy lejos del lugar donde el Kamá mezcla sus cristalinas aguas con las turbias de dicho río, en un sitio solitario existe un pequefio cerro cubierto de vegetación, llamado Korume-tepui (cerro del trueno); en una de sus laderas hay un pequeño conuco y un rancho cubierto de palma y sin paredes, en el cual vive una diminuta familia, cuyo jefe era el terror, no sólo de su tribu sino de todas las tribus comarcanas. Ytodo ¿por qué? Porque ese jefe era tenido porKanaima, causador de todos los males, enfermedades y muertes. Allí vivía el famoso y temible Chankón con dos de sus hijas y un nietecito. Pequeño era su modesto ajuar, como pequeño y pobre es el de todos los indios: un chinchorro ahumado, tres piedras en el suelo que hacían de cocina, para colocar la olla y cocinar su picante cumachí, un rallo, un sebucán, una artesana para la masa de yuca, una piedra plana de budare para hacer el casabe, algunas grandes y pequeñas camazas, recipientes del cachirí, una cerbatana, un 164
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