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Preguntando yo cómo Chankón podía ser causa de las muertes que se le atribuían, me contestaron que lo podía hacer por sí mismo o por sus emisarios a quienes daba sus órdenes; de la misma manera que la desaparecida Seguridad Nacional, tenía su Estrada de Jefe, así los Kanaimas tenían igualmente su Chankón. Yo más bien los compararía a la Gestapo de los alemanes. Los Kanaimas no sólo matan a los indios, por decirlo así, de un palo o porrazo, sino que con sus soplos mágicos envenenan los alimentos que comen, las aguas que beben y el aire que respiran. En consecuencia, tenemos que el Kanaima es el coco y más que el coco de los indios, una especie de manía persecutoria que se ha apoderado de sus débiles cerebros, una enfermedad casi incurable; ya que creen que no hay remedio posible para el que fue agarrado por Kanaima y que no queda otro recurso que meterse a morir en el chinchorro; a no ser que se encuentre algún ensalmador que venga a curarlo con soplos más fuertes que los de Kanaima. ¡Si no existieran Kanaimas los indios serían inmortales o poco menos! Por lo dicho cualquiera puede darse cuenta exacta de lo que los indios piensan y dicen de sus Kanaimas y cuán equivocados y fuera de camino van los que sin ton ni son, si haber convivido con los indígenas y menos sin haberse adentrado en su alma, estudiando profundamente su lengua y costumbres, hablan como doctores en esa materia. Ahora nos toca a nosotros dar nuestra opinión, la cual será confirmada con multitud de ejemplos. Los indios, no iluminados todavía con los resplandores de la fe, nada saben de la sentencia fulminada por Dios contra nuestros primeros padres Adán y Eva por su desobediencia en el Paraíso Terrenal: "Polvo eres y en polvo te converti– rás", y menos lo que afirma San Pablo: "Está decretado que los hombres mueran una sola vez y tras la muerte el juicio". Por otra parte, estando como están ayunos de nociones fisiológicas, enfermedades patógenas, microbios, etc., y viendo con los propios ojos que los indios se mueren, se han imaginado que la muerte sólo puede venir por alguna causa externa, y esa causa externa es para ellos el Kanaima, o lo que es lo mismo el Pichaukok. Existe una confusa tradición según la cual hace mil afios más o menos - nadie lo sabe- que hubo por estas regiones una tribu indígena advenediza que se quiso apoderar y hacer duetía de estas tierras; estos indios llamados Pichaukok sostuvieron una guerra cruelísima contra los naturales, que lograron salir vencedores. Dado el carácter de los indios, esa guerra no sería a campo raso y menos de ejército contra ejército, sino a manera de guerrillas, emboscándose, desfigurán- 156
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