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que los que moran en los cerros, viven en casas de piedra (éstos serán la aristocracia) o debajo de ellas (la democracia) y todos ellos en buena armonía para no hacerse mal los unos a los otros y hacerlo a los otros indios; todos andan completamente desnudos. Lo que ahora le voy a contar, fue una conversación, o entrevista, con uno de los indígenas más ilustrados en cuestiones indias, llamado Uaipayurí, y en su mismo rancho. Lo primero que hizo al llegar yo a él, fue ofrecerme para que me sentase urí diminuto banquillo, que no levantabamás de una cuartadel suelo; naturalmente que al sentarse, pegaban las rodillas en la barbilla; y con acento picaresco me dijo que me sentase cómodamente en ese banquillo. Así lo hice y lo primero que le pregunté fue: - Uaipayurl, tú que eres muy ilustrado y sabedor de las costumbres de los indios, y en especial de vuestro enemigo Kanaima, me vas a contestar a las siguientes preguntas: primera: ¿A quién atacan los Kanaimas? Segunda: ¿cómo los atacan? Tercera: ¿Por qué los atacan? Uaipayurl esperó un momento mientras encendía el cachimbo -ya que el tabaco y el humo son grandes inspiradores-, y dando varias chupadas y lanzando al viento algunas bocanadas, empezó: - ¿Me pregunta usted a quién atacan los Kanaimas?, pues ellos atacan a los indios y solamente a los indios. - ¿Pus cómo es que estando yo gravemente enfermo, una viejita me preguntó: Padre, ¿cómo está? ¿No será que le habrán cogido los Kanaimas? Claro está que esta viejita creía que el Kanaima podía enfermar al misionero, y el misionero -como tú sabes- no es indio. -Si, pero usted ha vivido mucho tiempo con los indios, y a fuerza de verle el Kanaima, le ha perdido el miedo, creyendo que si no es indio, es como uno de ellos. - ¡Muchas gracias! Siga. - La segunda pregunta que me hace es ¿cómo los Kanaimas atacan a los indios? Primeramente le diré que los atacan cuando van solos, pues como son muy cobardes no se atreven con muchos, y lo hacen de esta manera: el Kanaima se esconde detrás de un árbol a la vera del camino para observar quiénes pasan. Si los indios que van de caza, o al conuco, van juntos los deja tranquilos y no les hace nada; pero si, como suele suceder, alguno se queda rezagado, sale de improviso de su escondite y con las ramas que tiene en la mano cae a ramalazos sobre la pobre víctima, dándole por los ojos o también enredándolo con los bejucos; el indio queda atontado, le asesta con un palo por el cogote, que lo hace caer en tierra, le sopla la cabeza y sobre los pies, y se va... 152
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