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XLVIII Sih 'embargo al hacer los comentarios a, las ric¡rmá5 cté1a Santa Sede o'á las nuestras, así como también al proinover las c¡m;ferencias o congresos acen::a de lás: necesidades del apostolado actual, vigilen con el ma– yor empeño los Superiores y sobre todo los directo– res de los'jóvenes que no se profiera ni divulgue nada. qué •esté ni:enos Conforme cori la santa doctrina y con nuestro espíritu, y no vacilen én hacer uso de su au– toridad para refrenar los abusos o corregir los erro– res que se hubieren introducido, consultando con Nos en 1¡:¡s cuestiones 'y dificultades de mayor importan~ ci~,: que •quizás se presente1;1. XLIX .Todo esto se podrá llevar a la práctica más fácil-. ml¡!;fit~, si el} ca<;la provin:da los Superiqres cuidán de esfablééer, según fuere necesario, para toda· clase de apo~t6lado (por. ej. para las misiones populares, para el á:l)osfolado entre obreros, en los hospitales y cárce– les, etc.), o para cuestiones determinadas de más im-. portancia (por ej. para cuestiones de Sociología,' de -· Teo¡ogía Pastoral, de Sagrc<la Elocuencia, etc.), Co– mistones consultivas de religiosos nuestros de ciencia: y ~:xperien:cia, o Secretariados, según el deseo muéhas. VE;ééS expresado en .el ·congreso. Como es claro, las decisiones de estas Comisíones. no .deben ni .pueden quitar nada a la legítima autor!~ dad ,de .los Superiores, a quienes únicamente corres– :ppnde la decisión final en cada asunto, teniendo en cuenta desde .luego ,los votos de las Comisiones. ,·/ L Los Superiores Provinciales envíennos cada año,, o al menos cada cinco años; la fiel relación de lás db'ras de apostola,do o de caridad de su Provincia, 35