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PARA LAS DIVERSAS CLASES DE APOSTOLADO XXX De cualquier modo que evolucione y se renueve el apostolado actual, nci olvidemos nosotros que la predi~ cación, especialmente en forma de misiones populares, sigue siendo nuestra principal· :forma • de actividad apostólica. Y para que este ministerio vuelva· a su esplendor tradicional y en él se conserve,· hay que aconsejar que: -Desde .el ·principio de l9s estudios de Humanida– des hasta el final del curso teo16gico, téngase presen– te la preparación para el sagrado ministerio de la predicación, a la cual pueden y deben ordenarse de algún modo, próxima o remotamente, •casi todas las asignaturas. -El curso de· sagrada elocuencia ordénese a com– pletar toda la formación pastoral, aunando para ello, si f•uere preciso, los esfuerzos de varias Provinc.iru;;. . Además, establézcanse en cada una de las Provincias, según pareciera conveniente, colegios· de predicador(;)s, ·para que estén siempre a disposición los más ap– tos ministros sagrados, sobre todo para dar misione:,¡ en los pueblos. Y finalmente haya, frecuentes reuni9- nes de los predicadores para fom;:entar la emulación entrt; ellos y para discutir lo que la experiencia les va enseñando. -Los Superiores a quienes corresponde, por sí mismos o por Padres competentes, acomoden a los tiempos actuales el modo tradicional de predicar de cada Provincia por medio de una oportuna corrección de los manuales, si .los hubiere, teniendo en cuenta sobre todo la actual legislación. XXXI Puesto que el ministerio de la predicación Sff orde– na a divulgar y anunciar, a ser posible, & to~os los 24