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religiosos sori juzgados muchas veces más aptos que los demás para. instruir .al pueblo en los principios cristianos, nada .se .omita ni se descuide por parte ,dé nuei;¡tros Superiores a fin de que nuestros jóv~n~ aprendan perfectamente la Soci"1ogía cristiana y sean ejercitados y . examinados sobre la apll.cación de . l9s principios aprendidos en las dases, y eso aun des– pués de acabados• los estudiós; ni omitan los Superio~ res el proveer a una más alta formación de jóvenes selectos también en esta ciencia. X !Den una gran importancia nuestros educadores a aquella remota preparación de los jóvenes para el apostolado, que consiste en el conocimiento y com– prensión perfecta de la psicología y vida de la socie~ dad actual, col.llo también en la congrua co,nforma– ción de las cualidades personales de •los educandos. Reflexionen, pues, sobre lo que recientemente decía· el Sumo Pontífice sobre la educación del clero en gene– ral y aplíquenlo teniendo en cuenta nuestra vida re– ligiosa y capuchina: No teman los Suveriores el que los jóvenes a ellos confiados conozcan los aconteci– mientos actuales; sino además de que les inician en el conocimiento de aquellas noticias por . las Que se acostumbran a formar un recto juicio acerca de los hechos, no rehuyan aun las disputas acerca de cues– tiones de esta clase, para lograr formar las inteligen° cias de los jóvenes en orden a una justa apreciación de las cosas •Y razones ... Se ha de procurar, por tan– to, que los jóvenes penetren poco a poco y con pru– dencia en los íntimos deseos y aficiones del pueblo, no sea que ordenados más tarde de Sacerdotes y en– tregados al ministerio sagrado se hallen desorientados, lo cual no sólo les perturbaría a ellos mismos, . sino que disminuiría también la eficacia de su. .minis– terio. XI Puesto que está visto y comp¡:-obado que hoy día 14
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