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periores,' consideren atentamente y .reflexionen ,s.obte. cómo y con qué medios prácticos puede trabajar nue!l– tra Orden en •1as presentes cir~stancias y cooperar • con los otros Sacerdotes ·a la cristiana restauración de la ·sociedad. Procuren todos seguir las "huellas de· nuestro Santo Fundador, que icieó su nueiia obTa :ptiTa subvenir a las .uTgentes necesidad!;!& • de la Igleriq• y, así ' adaptó las PTOpias emPTesas al tiempo en que vivió; o. imitar también los ejemplos de nuestros Padres, q~ se acomodaron en su apostola4o a las nuevas circuns– tancias de .los tiempos y al mismo tjempo supieron' guardar con fidelidad· y · transmitir a •la posteridad' la tradición vi:va de nuestra vidli. • II Puesto que el medio principal para acomodarnos a las necesidades del apostolado actual, en cuanto el remedió de esas necesidades incumbe a nuestra Or– den, consiste en la bÚSquéda y selección inteligente, de las vocaciones y sobre todo en su buena forma– ció.n; y puesto que, por otra parte, la primera .fuer~ za para ,atraer a las almas a nuestra Orden con la: gracia del ;Espíritu Santo es el esplendor de las vir– tuq.i:ls •que nos .son propias o deben :¡erlo; y puesto'. , que finalmente ya existen , sobre este a.sunto de. e~. pital importancia numerosas normas, que no siempre han. sido 1>lenamente observadas; e~ preciso' ampliar. y aunar la acción de tOdOS¡ nuestros religios·os, de manera que • • 1. 0 -no se descuide ninguna vocación verdadera~a nuestra Orden, ' Sino que más bien de tal manera se cultive y fomente,· que• todos, absolutamente todos aquellos a quienes Dios .llama o puede llamar a ella puedan efectivamente entrar; - ' 2.º-todos nuestros religiosos cuiden de conformar • su propia vida de tal manera· que, en cuanto depen-· de de cada .uno de• nosotros; nuestra Orden .siga con– servando y aumentando de día. en día su fuerza de. 10