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EL CÁNTICO DEL HERMA]’1O SOL. UNA ESPIRITUALIDAD QUE QUIERE ALCANZAR A DIOS 803 Visto desde nuestra perspectiva actual, el Cántico se nos presenta casi como un canto bí blico que evoca el mundo primordial, cuando todo estaba aún intacto y brillaba a los ojos de su Creador, arrebatado por la admiración y el placer del autor al concluir la obra creadora: “Vio Dios cuanto habí a hecho, y todo estaba muy bien” (Gn 1,31). No se puede olvidar que esta es una de sus grandes fuentes de inspiración24. El Cántico, que anticipa el “dolce stil nuovo”, no es solo un poema espi ritualmente rico y una pieza singular de la incipiente lí rica italiana, sino una composición de valor psicológico y ascético. Un modelo de oración eleva da, con un fuerte trasfondo bí blico. Todo ello impregnado de la visión con- creta y la espiritualidad del hombre enamorado de Dios y del cantor de sus obras. Su canto es la expresión más completa, en clave cósmica, del alma y la espiritualidad del orquestador mí stico de la creación. No se puede olvi dar, a este respecto que, aunque en el siglo xii comenzaba a aparecer una iconografia más dramática de la crucifixión, Cristo era visto fundamental mente como el Dios vencedor de la muerte y no tanto como aquel que habí a sido torturado en la cruz. Francisco, por lo mismo, tiene una comprensión ecléctica, capaz de tener presente los dos elementos y, frente al pesimismo cátaro, presenta una imagen, una concepción expresiva y gloriosa. Estar abierto a este espfritu y al afecto religioso que emana de él es algo inseparable, hasta el punto de que rechazar o acoger a uno, implica rechazar o acoger al otro, y viceversa. El sol, la luna y las estrellas son sí mbolos del Trascendente, no solo en cuanto creadas por Dios. Dios se conecta con el hombre y, como consecuencia, el hombre conecta con Dios. Y, por ello, el hombre ha de dejarse libre para ser guiado y que sea Dios el que realice en él su obra. En este sentido, la experiencia de Francisco es real, fisica y exis tencial. Siente y experimenta la presencia de Dios, algo que se manifestará particularmente en el Alvernia. Y, lejos de lo que pudiéramos considerar, no se trata de algo simbólico, sino que la acción de Dios, y la experiencia que Francisco vive de la misma, coinciden. Se trata del Dios del Evangelio, un Dios operante, que tiene la iniciativa. Esto ayuda también a explicar opcio nes fundamentales en su vida, como la de vivir pobremente... Así , su con cepto de pobreza implica, antes que otras cuestiones, no apropiarse de nada para que Dios opere libremente en el hombre. Y, a este último, le correspon de restituir esos dones a su Dador. No apropiarse de nada, restituyendo todo bellezza, come luce, come vita: al centro egli sente l’uomo, ma nella sua doppia consistenza di momento piü alto della natura ed, insieme, di peccatore, come colui che ha introdotto nell’universo ji peccato. Da ció ji nesso strettissimo, nodo centrale al di l~ e dopo l’atto creatore di Dio, fra pec cato originale e condanna dell’uomo, da una parte, e, dail’ altra, incarnazione e venuta redentrice del Cristo-Dio e suo sacrificio sulla croce, per salvare appunto I’uomo”. R.Manselli, San Francesco d’Assisi. Editio tnaior, San Paolo, Ciniselo Balsamo 2002, 405. 24. G. Pozzi, Releyendo el Cántico del Hermano Sol, en Selecciones de Franciscanismo 13-14 (1977) 65-79.
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