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802 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ propuesto —con el Cántico— resulta provocador y radical. El hombre y la natu raleza se reconcilian; retoman un diálogo, se vuelven a esposar mí sticamente y, entre ambos, se reanuda la vida en común. El hombre necesita de la natura leza y viceversa y ambos constituyen una sola familia. Así , Francisco —quien se define a sí mismo como “simple e idiota”21— dicta con su Cántico al mundo de hoy una gran lección cristiana... Después de semanas de sufrimiento y de una noche de calvario, consigue sacar fuer zas y mirar al universo con una mirada serena y fraterna, y gritar, aunque sus ojos estén casi apagados y su corazón estéprofundamente delicado, que Dios ha creado una obra grandiosa. En este sentido, su decadencia fisica no limita su amor por el Altí simo, por todos los elementos creados y por los hombres abiertos al perdón. Invita a todos los seres a alabar, agradecer y servir al Señor “con gran humildad”. Vauchez dirá —a este respecto— que “se trata de una lauda, de una oración de agradecimiento hacia el Creador, que no constituye un elogio de las criaturas en cuanto tal, sino de Aquel que las habí a creado tan bellas y útiles”22. 3. EL LENGUAJE Y CONTENIDO DEL CÁNTICO Entrando en el contenido y lenguaje del Cántico. Dos términos opuestos tienen especial importancia: el de Altí simo —referido a Dios— y el de humil dad —en relación con el hombre—. Ambos marcan la dinámica del cántico y, por lo mismo, aparecen al principio y al final del poema. Y, a pesar de la oposición diametral entre los dos polos, Francisco resuelve la antí tesis en sí ntesis y convierte el contraste en armoní a, situándose idealmente en el centro del universo reconciliado, en medio de las criaturas unidas por el ví nculo de la fraternidad, y con su Creador como nexo de filiación. El uni verso, como realidad cósmica, es el resultado directo de la obra creadora de Dios, que Francisco describe. Pero, Francisco amó a los seres creados en sí mismos, pero no exactamente por sí mismos, sino en el contexto de su amor a Dios. Para él, el universo se habí a transformado en un mundo donde todo deriva de Dios, todo lo alaba, y donde todo remite a El, mientras la propia creación ha de elevar hacia El también una oración. Esa bondad-como afir ma Celano— ya brillaba todo en todos para Francisco23. 21. Acerca de esta cuestión, véase A. Bergamaschi, Francesco, un educatore per tutte le ere, Guidetti, Reggio Emilia 1976, 13; A. Matanió, Presentazione e analisi storico-critica degli scritti di s. Francesco, en Approccio storico-critico allefontifrancescane, G. Cardaropoli (ed.), Antonia num, Roma 1979, 49-52. 22. A.Vauchez, Francesco d’Assisi. Tra storia e memoria, Giulio Einaudi, Tormo 2009, 300. 23. Manselli nos advierte de la necesidad de distanciarse de toda forma de romanticismo, describiéndolo en los siguientes términos: “La visione dell’universo agli occhi di Francesco si presenta come una positivitá globale, in cui si effonde l’azione creatrice di Dio come bontá, come

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