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EL CÁNTICO DEL HERMANO SOL. UNA ESPIRITUALIDAD QUE QUIERE ALCANZAR A DIOS 799 dolencias que le aquejaban de manera seria, afectando a órganos vitales como el estómago, el hí gado y el bazo, así como la enfermedad de los ojos, que le provocaba una ceguera casi total’1. Un simple destello de luz le era extremadamente molesto. También era muy sensible a las voces y los ruidos y, además, se habí a vuelto susceptible a la presencia de personas o cosas en movimiento... La sensación era que todo estaba colaborando a su desesperación. Inclu so los ratones que cruzaban en todas las direcciones la estrecha cabaña que le habí an preparado en San Damián, le resultaban invasivos y molestos. Estos no se limitaban a invadir su pequeña celda, sino que le privaban de la paz necesaria durante el dí a y del sueño por la noche. Por si fuera poco, por su ceguera, se apropiaban también del contenido de su plato... A esta limita ción fisica se sumarán también las múltiples preocupaciones por el gobierno de la Orden, así como las previsiones poco halagüeñas sobre el futuro de la misma... De esta manera, la depresión se veí a completada por una fuerte angustia. Y es, precisamente en este ambiente, después de cincuenta dí as de hospi tahzacion transcurndos en San Damlan, entre tormentos implacables, cuan do una mañana, tras una noche de insomnio y más revuelta que de costum bre, según declaran sus testigos, Francisco: “Impelido por los muchos consuelos que experimentó y experimentaba en la consideración de las creaturas, poco antes de morir compuso unas ala banzas al Señor por las creaturas para excitar a los que las oyeran a alabar a Dios y para que el mismo Señor fuera alabado en sus creaturas por los hombres”2. La intencionalidad, nos la remiten también los cronistas, que hacen una lectura amplia de ello, incorporando también elementos de tradiciones pos teriores, pero que nos remiten a la riqueza que iba obteniendo el relato de la composición del Cántico. En la misma conviví a la necesidad de buscar algo de consuelo en medio de sus dolencias fisicas’3; ofrecer un ejemplo de cómo vivir en medio de situaciones dificiles a sus hermanos y, también, ofrecer una reparación a Dios, que no era correspondido por los hombres, sino que estos viví an en el abuso y dominio permanente de sus criaturas, haciendo una inadecuada lectura de los relatos del Génesis’4. En ese marco, convo 11. LP 83. Para las biografias y documentos de la época, seguimos la edición española de la BAC, a a la espera de una nueva traducción más precisa. San Francisco de Así s, Escritos. Biogra fiar. Documentos de la época, J. A. Guerra (ed.), BAC, Madrid 31985. 12. EPll8. 13. Así lo habí a hecho ya antes en Rieti (2Cel 126). 14. Frederic Raurell, afirmaba a este respecto: “Mentre els animals observen un comportament ecológic instintiu que els fa encaixar amb el seu ambient, l’home apareix com l’espécie animal que
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