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798 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ en este sentido, nuestro presente tiene necesidad de recuperar estas catego rí as, que tienen un valor peculiar en los pueblos y sociedades de todos los tiempos, pues están refiriendo a lo primordial6. Esta comprensión, hoy en dí a, cuenta también con los resultados de la biologí a, que ha puesto de ma nifiesto que todas las criaturas están conectadas entre sí . Esta última nos ha ofrecido herramientas y constataciones que han de ser llevadas al campo de la espiritualidad, en la permanente búsqueda de esa interconexión entre las criaturas7. 1. LA SITUACIÓN PERSONAL DE Fn.&NcIsCo El Cántico del hermano Sol ha sido considerado en distintos momentos y por algunos autores como el Magn¿ í lcat franciscano8 . Arnaldo Fortini, lo expresaba en los siguientes términos, en una biografia ya clásica: “Nunca antes sus apagados ojos se habí an deleitado tanto con la fascina ción del universo. El fraile menor ha alcanzado por fin la cima más alta desde la que puede contemplar el cielo y el mar, el infinito en el que se sumerge el alma, embriagada de azul... y mira... con ojos tan puros y serenos como los de la infancia, la belleza suprema de la creación que no tiene lí mites”9. Pero lo cierto es que para poder entender el Cántico es necesario cono cer la situación en que se encuentra Francisco. Ante la poética del relato, resulta complejo imaginarse en quécontexto escribe. El Cántico responde a la emoción de un creyente en un momento particular de gracia, sumida la mí stica del éxtasis ante la contemplación de la naturaleza. En un despertar primaveral con su exuberancia de vida, cantos, sonidos, olores, luces, colo res, etc. Un momento en el que el cantor disfrutaba de toda la fuerza y el pleno ejercicio de sus facultades sensoriales’°.Pero, por extraño que nos re sulte, su situación era de profundo lí mite. Su estado de ánimo, necesario para sentir esas sensaciones, para formular esos conceptos y para escribir esas estrofas, era prácticamente de depresión. Francisco estaba próximo a sus últimos dí as y el hermano cuerpo no le acompañaba. Eran diversas las 6. É. Leclerc, El Cántico de las Criaturas, 42-43. 7. A. Rotzetter, Francesco d’Assisi, 128. 8. S. J. Piat, Con Cristo povero e crocefisso, vol. 2, Biblioteca Francescana, Milano 1971, 596. 9. A. Fortini, Nuova vita di san Francesco d’Assisi, vol. II, La Madonnina, Roma 1969, 699. 10. Guerra afirma al respecto, “Podemos considerarlo un poema en que Francisco, diciéndose a sí mismo, expresando sus vivencias más í ntimas, la verdad de su corazón, sus actitudes más pro fundas de creyente, regalándonos una página realmente autobiográfica, entona y canta a su Dios una sinfoní a en que participan todas las criaturas”. J. A. Guerra, Loado seas, mi Señor... Francisco de Así s, una vida hecha alabanza, Arantzazu, Oñati 2017, 10.

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