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15 P edro S ánchez C iruelo (1470-1548) teólogo y humanista del siglo XVI teólogo tan menospreciado por los erasmistas como Pedro Ciruelo ayudó en la empresa”. 27 Ciruelo será siempre un hombre ortodoxo e impulsor de libros no- vedosos y, por extraño que resulte, ambas cosas pueden resultar compatibles. Como refiere Gómez de Castro, Ciruelo es un “estudioso infatigable, de- dicado siempre a los libros […] Porque daba por perdido el tiempo que no se dedicaba al estudio”. 28 Un teólogo en un momento de transición entre lo medieval y lo renacentista, que da pruebas manifiestas y constantes de un férreo humanismo cristiano. 29 Así, introduce el modus parisiensis en Alcalá, con el cual los alumnos pasaban a tener un papel más activo en su formación, mediante la realización de disputas y actos públicos. En 1533 se traslada a Segovia, donde es nombrado magistral de la Cate- dral, dedicando su tiempo a la predicación y entregándose, en cuerpo y alma al estudio de la Escritura. Es precisamente en este contexto en el que escribe su Cuádruple versión del Génesis . Será esta una etapa corta, pues en 1538 se asentará definitivamente en Salamanca donde obtiene una canonjía, pasando allí la última década de su vida, que no estará ya directamente vinculada con la docencia. Como había hecho en Segovia, dedicará todo el tiempo disponible a escribir algunas obras de teología, entre las que tendrá cierta importancia, en razón de las ediciones, su Reprobación de supersticiones y hechicerías . 30 3. El humanismo cristiano No pretendemos analizar o definir en qué consiste el humanismo, pues sería entrar en un debate en el que no resulta fácil configurar o determinar unas características concretas y específicas. No hay duda, como pusiera de manifiesto Antonio Fontán, de que estamos ante un neologismo alemán de principios del siglo XIX, 31 pero que refería a una mentalidad colectiva de los neriana: impulso filosófico, científico y literario. Siglos XVI y XVII , ed. por Luis Jiménez Moreno (Madrid: Editorial Complutense, 1996): 186. Véase, Gómez García, “Los caminos del Humanismo en la Universidad de Alcalá”, 114. 27 Eugenio Asensio, El erasmismo , 51. 28 Álvaro Gómez de Castro, De las hazañas de Francisco Jiménez de Cisneros , ed. y trad. de José Oroz Reta (Madrid: FUE, 1984), 219. 29 Entendemos por tal ese humanismo que no desdeña lo religioso, sino que forma parte de su enti- dad propia, de tal suerte que no se trataría solo de una vuelta a los clásicos. Esto muestra en la figura de Antonio de Nebrija. En la misma línea se orienta Asensio, El erasmismo , 32-35. 30 Publicada por primera vez, en Salamanca, en 1537. Con sucesivas reimpresiones en 1539, 1540, 1541 en Salamanca. En 1548, 1551, 1556, en Medina del Campo: EnAlcalá, en 1547 y, en Barcelona, en 1628. Esta sería la última de las contando con otras recientes a lo largo del siglo XX y XXI. 31 Antonio Fontán, “Humanismo y humanistas”, en Antonio Fontán, Príncipes y humanistas. Nebri- ja, Erasmo, Maquiavelo, Moro, Vives (Madrid: Marcial Pons, 2008), 18.
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