BCCCAP00000000000000000001768

43 P edro S ánchez C iruelo (1470-1548) teólogo y humanista del siglo XVI romance, en razón de la finalidad propia y el auditorio concreto a que dirigida cada una de ellas. A este respecto es necesario recordar el esfuerzo que supon- dría, para una persona de cuarenta años, comenzar a estudiar la lengua hebrea y –una década después– afrontar el reto de la traducción literal, palabra por palabra, de una serie de libros del Antiguo Testamento. 3. La imagen del Maestro Ciruelo como científico y matemático, sin dejar de ser veraz, es una construcción fruto de los intereses de la investigación del último siglo, pero que ha ocultado la verdadera imagen de Ciruelo como teólo- go, algo que queda de manifiesto en la bibliografía escrita hasta la ilustración. A esto ha ayudado significativamente el hecho de que sus obras teológico-mo- rales, litúrgicas-pastorales y las filológico-bíblicas se encuentran fundamen- talmente en manuscritos dispersos y, en el mejor de los casos, en impresos de no fácil localización. Una vez más se constata que la historia de la teología está fuertemente determinada por los autores que la escribieron entre el final del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. 4. Ciruelo va configurando, a lo largo de su dilatada vida, un itinerario in- telectual en el que progresivamente se va entregando más a la tarea teológica –entendida en un sentido amplio y globalizante–. Esa dedicación a la “causa teológica” lleva a que vaya teniendo menos publicaciones en otros campos, como se deja ver por las ediciones y trabajos sobre los que él interviene directa y personalmente. Esto, abiertamente, lo distancia de la comprensión medieval del teólogo, como alguien ceñido sobre preocupaciones puntuales, al tiempo que lo identifica como un humanista capaz de conjugar distintas ciencias al servicio de la fe y de la salvación de las almas. Precisamente por ello sus obras serán herramientas al servicio de los escolares, de los confesores, de los pre- dicadores, pero también de los teólogos y de los fieles que buscaban una vida más afín con el ideal evangélico. 5. Las preocupaciones intelectuales, religiosas y científicas de Ciruelo concuerdan con las de otros humanistas y teólogos de su tiempo. Pero en el Concilio de Trento prevaleció la orientación escolástica frente a la teología positiva, quedando la comprensión bíblico-filológica prácticamente desterra- da del contexto católico. Esto tuvo unas fuertes consecuencias sobre temas a los que Ciruelo había dedicado largas horas de estudio: la predicación, la vida ascética y mística, la enseñanza teológica a partir de la Summa Theologiae del Aquinate, pero también en relación al acercamiento directo a la Escritura, que siguió siendo algo muy puntual, aunque una serie de autores se aprovecharan del trabajo del Maestro Ciruelo, incluso sin decirlo. Como afirmábamos, no es menos humanista la vertiente teológica que está marcada por lo filológi- co-bíblico-espiritual que la teológico-jurídica, que dominicos y jesuitas van a impulsar fuertemente.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz