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39 P edro S ánchez C iruelo (1470-1548) teólogo y humanista del siglo XVI En Alcalá, aunque no había propiamente una cátedra de Biblia, los bachi- lleres tenían que estudiar la Vulgata, por lo que, juntamente con su condición de canónigo –advirtiendo la necesidad de la predicación– buscará colaborar para una mejor percepción y corrección del texto revelado. Su preocupación no sería solo filológica, sino que como ya hemos afirmado, un texto más depu- rado permitía también una mejor transmisión del mensaje y, al mismo tiempo, ayudaba a una comprensión más vivencial. Esta sensibilidad humanística, que encontramos también en otras figuras de su momento como es el caso de An- tonio de Nebrija logrará también la conversión de algunos judíos, tal y como expresa Ciruelo. 120 De esta manera, cuando contaba ya con cuarenta años emprende la tarea de estudiar hebreo de la mano de cristianos venidos del judaísmo. Precisa- mente él mismo narra cómo en 1500, se habían convertido al cristianismo en la península ibérica, una serie de judíos que eran doctos en la Biblia hebrea. Por si fuera poco, considera que éstos serán los que enseñen a los cristianos “los secretos del Antiguo Testamento”, lo que afirma con verdadera unción. Así, asistido por Alfonso de Zamora, cuando tenía ya cincuenta y un años, da un paso más y emprende la ardua tarea de traducir palabra por palabra el Antiguo Testamento. Él mismo lo afirma en el prólogo del Génesis: “Por la gracia de Dios traduje la Santa Biblia hebrea al latín, palabra por palabra, observando incluso la construcción en el idioma hebreo.” 121 Cree, asimismo, que la nueva versión interlineal ad verbum permitirá medir con precisión la exactitud de otras traducciones, considerando que tanto la traducción latina de san Jerónimo como las paráfrasis aramea y griega de los LXX, aun siendo bas- tante fieles, se alejan de la veritas hebraica . 122 Ciruelo creía que sería de suma ayuda una traducción tal, sin adición u omisión alguna y sin ningún cambio en el orden de las palabras. Por lo mismo, se trataba de captar con precisión aquello que se encontraba en el original hebreo y, también, que pudiera servir a la tarea de los teólogos. Este segundo aspecto contrasta con la preocupación y el modo de proceder de estos últimos que, aferrados a la escolástica, tenían muy poco contacto con la Escritura y, mucho menos, con un texto literal. Su proyecto había comenzado, el año 1526, con una primera traducción del Génesis , 123 continuando luego con Lamentaciones , Daniel e Isaías en 120 Pedro Sánchez Ciruelo, “Prologus”, en Pedro Sánchez Ciruelo, Cuádruple versión del Génesis , t. I, ed. por Miguel Pérez y Rodríguez (Madrid: Asilo de Huérfanos, 1914), 19. 121 “Et quia per gratiam Dei Sacram Bibliam hebraicam verbum verbo reddens latinam effeci, etiam observata phrasi hebraicae linguae”. Sánchez Ciruelo, “Prologus”, 19. 122 Víctor Pastor Julián, “Las traducciones latinas interlineales manuscritas de Alfonso de Zamora (ca. 1475-ca. 15459) y Pedro Ciruelo del Antiguo Testamento”, Iberica Judaica 13 (2021): 59. 123 Ms. 118-Z-29, de la Biblioteca de la Universidad Complutense, del que se hizo una edición a comienzos del siglo XX; Mª Teresa Ortega Monasterio, “Manuscritos bíblicos hebreos en bibliotecas
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