BCCCAP00000000000000000001768
19 P edro S ánchez C iruelo (1470-1548) teólogo y humanista del siglo XVI gustará de comentar autores clásicos, que no siempre serán los más significa- tivos, pero que proyectaban un adecuado arquetipo entre vida y pensamiento. Otros, como es el caso de Erasmo, desarrollarán un atento modelo del caba- llero cristiano, que hacía de la Philosophia Christi su vida concreta. En el caso de Ciruelo, lo encontramos en una serie de opúsculos que tiene una clara intencionalidad apostólica, en sus prólogos a la Escritura, en su intento por formular una astrología que no supusiera un problema con la fe cristiana, pero también en el intento de presentar una oferta cristiana en la que todos tuvieran cabida y que, por lo mismo, no fuera pensada para una élite. 40 Este perfil de un humanismo de sabor cristiano en la península ibérica está representado, de manera sobresaliente, por la figura de Antonio de Nebrija. 41 No hay duda que ya anteriormente había habido pequeños ensayos, pero nin- guno con la proyección del maestro de Lebrija. Desde la época de Alonso de Cartagena, nos encontramos a castellanos que estudian, e incluso que residan en Italia, y que tendrán un papel relevante en la política civil y religiosa del momento. Contaban, para ello, con ese espíritu de búsqueda y preocupación por los saberes clásicos. Dicho descubrimiento atendía al mundo clásico de manera global, pero también a la búsqueda de manuscritos, la edición y co- mentario de los mismos y, no menos importante, a la publicación de textos. El momento álgido tendrá lugar con el regreso a la península de Antonio de Ne- brija, en 1471; trabajando primero en la cancillería del arzobispo de Sevilla, Alonso de Fonseca y, tres años más tarde, cuando fallece el prelado, incorpo- rándose a la docencia en la Universidad de Salamanca. Un detalle importante –que no ha sido tenido en cuenta suficientemente– es el hecho de que la gramática es propuesta como un instrumento oportuno y adecuado al servicio de la Teología. Como afirma Jiménez Calvente, Nebrija “hombre de firmes convicciones religiosas, quiso poner su saber gramatical al servicio de la teología.” 42 Frente a la mentalidad de aquellos que defendían –y todo lo que este saber implicaba– solo podía ser abordado por teólogos. Nebrija pondrá de manifiesto que la gramática también coopera al desarrollo 40 Quizás es aquí donde podríamos más abiertamente justificar su posición crítica frente a Erasmo, en la posibilidad de que todos tuvieran espacio y, por lo mismo, que sus proyectos intelectuales refie- ran a temas que hoy nos podrían parecer muy poco interesantes, pero que en su época generaban un amplio debate. Esto mismo nos puede ocurrir si nos acercamos críticamente a las relecciones que se conservan de autores como Francisco de Vitoria, Martín de Azpilcueta o Domingo de Soto, formados también en Francia. 41 Miguel Anxo Pena González, “Humanismo bíblico-teológico en Antonio de Nebrija”, en Del Humanismo a las humanidades en el Renacimiento: alegorías y representaciones, textos y contextos , ed. por Ana Rodríguez Laiz e Inmaculada Delgado Jara (Berlin: Peter Lang, 2024), 67-86. 42 Teresa Jiménez Calvente, “Introducción general”, en Nebrija (c.1444-1522). El orgullo de ser gramático (Madrid: BNE, 2022), 32.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz