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- 72 - malestar. Las diversas historias del César nos muestran a un hombre excepcio- nal, interpretando su retiro en Yuste como un acto de humildad, de dejación del poder terrenal de cara a su próxima muerte. Después de mil batallas, cansado de miserias humanas y después de haber pasado la mayor parte de su vida alejado de aquel reino, decide desligarse del poder abdicando el Imperio en su hermano Fernando y la Corona de España en su hijo, Felipe II. 4. Interpretando la figura El joven inexperto Carlos se convertirá, con el tiempo, en un estadista maduro y, finalmente, en un anciano resentido y melancólico. Era, de alguna manera, el recorrido que había tenido también el erasmismo en los entornos ibé- ricos. Este, en una primera etapa, estaba marcado por la difusión del Enchiridion , en 1526, y por la publicación de obras como el Diálogo de Mercurio y Carón , de Alfonso de Valdés, donde se seguía la tarea iniciada con el Diálogo de Lactancio y un arcidiano , de 1527 49 . La confrontación será una realidad que lo permea todo, desde una comprensión casi sacra, tanto para los humanistas que cuestionan esa vivencia desencarnada, como en la política de estado. Un segundo momento, menos preciso, estaría determinado por los perma- nentes conflictos en el contexto europeo, tanto con los protestantes como por la amenaza turca que, en el erasmismo se reflejará también en un paulatino enfria- miento de las ideas humanistas. Algo que se hará más manifiesto ante la presión inquisitorial, especialmente desde 1532 a 1559. Para el César y los seguidores de Erasmo persistía un anhelo reformista de toda la sociedad, lo que se reflejará también en el estilo pastoril, donde se recogían nociones e ideas como la del amor que ennoblece el alma, el contacto con la naturaleza, el espíritu de hermandad cristiana… todo ello sostenido a partir de la reforma interior y espiritual, amén de otras. Quizás también, porque la realidad que se estaba viviendo no acompañaba, era necesario alimentar y construir un mundo interior... Será un momento de pro- gresiva asimilación, pero también de fuerte desgaste. Culminará drásticamente en 1559, cuando los seguidores de Erasmo pasen a engrosar la larga lista de 49 La obra tiene como telón de fondo, tal y como pone de relieve, Ana María Vian, “las tensiones entre el papado y el imperio y la competencia entre España y Francia por el dominio de Italia. Cuando Carlos hereda en 1516 el trono de España, heredaba también una rivalidad con Francia que se había ini- ciado en 1494 con el asalto de Nápoles por el entonces rey galo, Carlos VIII. En el curso de esa rivalidad, ambos estados buscaron el apoyo de los papas, lo que colocaba a éstos en una delicada posición. Tradicio- nalmente los pontífices procuraban evitar la hegemonía de uno de los bandos, el más poderoso, en Italia. Esa postura vaticana tenía, naturalmente, poco que ver con un supuesto “nacionalismo” italiano que algu- nos descubren a posteriori, pues era solo una forma de no poner en entredicho la propia independencia del papado y, al limitar a su vez a los dos contendientes, asegurar su propio poderío”. Ana María Vian, El diálogo de Lactancio y un arcidiano de Alfonso de Valdés. Obra de circunstancias y diálogo literario : Roma en el banquillo de Dios (Toulouse: Presses Universitaires du Mirail, 1994) 15.
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