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- 69 - fracaso, el cansancio y los múltiples achaques. La incertidumbre y la tensión que sufría en su salud tenía réplica en la maltrecha economía castellana y en la sen- sación de desastre que se vivía en el Imperio. Carlos busca una salida en la abdi- cación. La decisión fue, sin duda, más seria y grave de lo que se supone. Como afirmó Fernand Braudel, “controversia vana de historiador pretender definir con precisión la idea imperial de Carlos V” 43 . En el Imperio, ese mismo año, su hermano Fernando firmará la paz de Habs- burgo, que aseguraba la coexistencia de protestantes y católicos, y que Carlos se había negado a firmar 44 . En septiembre Felipe llega a Bruselas. Un mes más tarde, Carlos renuncia a sus posesiones en los Países Bajos, en una ceremonia fuerte- mente emotiva. En enero de 1556 Enrique II da su conformidad a la tregua de Vaucelles y Carlos transfiere a Felipe los reinos de Castilla y Aragón y, en abril, el Franco Condado. Las palabras del césar Carlos el día de su abdicación resultan elocuentes: Nueve veces fui a Alemania la Alta, seis he pasado en España, dos he venido aquí a Flandes, cuatro en tiempo de paz y de guerra he entrado en Francia, dos en Inglaterra, otras dos fui en África, las cuales todas son cuarenta, sin otros caminos de menor cuenta que por visitar mis tierras tengo hechos. Y por esto he navegado ocho veces el mar Mediterráneo y tres el océano de España, y agora será la cuarta que volveré a pasarlo, para sepultarme 45 . Carlos se había hecho construir una pequeña villa junto al monasterio de los jerónimos en Yuste. Allí se llevará el emperador varias pinturas de su familia, libros y sus colecciones de relojes y mapas. Podía oír misa desde su cama, a tra- vés de una puerta abierta. Desde allí seguirá los asuntos del mundo y enviará con- sejos a Felipe, que estaba en Bruselas, y a la regente Juana en Valladolid. La elec- ción en 1555 del papa Pablo IV, enemigo acérrimo de España y de los Habsburgo, hablaba ya de nuevas dificultades y traerá consigo la reactivación de la guerra con Francia... Por ello Carlos verá como un mensaje del cielo, en agosto de 1557, la victoria de Felipe sobre los franceses en San Quintín. En 1558 la Inquisición descubre círculos de protestantes en España, por lo que pide a Juana que respalde al Santo Oficio, para que acabe con ellos. Su motivación está unida con la expe- riencia en tierras germánicas: pues, de lo contrario, alentarían la rebelión y pro- 43  Fernand Braudel, Carlos V y Felipe II (Madrid: Alianza, 1999) 41. 44  Como pondrá de manifiesto Jaime Contreras, “en Augsburgo triunfó el principio medieval del Ubi unus Dominus, ibi sit religio , principio anunciado por todos como legitimador de aquellas opciones. Luego, un tanto después, se hizo familiar la propuesta del C uius regio, eius et religio ”. Jaime Contreras Contreras, “La Paz de Augsburgo de 1555: el inicio de un nuevo orden para Europa”, en Diplomacia en los mundos de Carlos V: negociación y diálogo , 103. 45  Alfredo Alvar Ezquerra, La España de los Austria. La actividad política (Madrid: Istmo, 2011) 31-32.

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