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- 67 - pasaban. Por su parte, en el Mediterráneo, la armada de Andrea Doria, apoyada por las galeras españolas de Bazán, entablará batalla con la flota turca. En 1528, los turcos, habían obligado a la guarnición española a desalojar la ciudadela del puerto y, a partir de este momento, se intensificará el ritmo de incursiones y apre- samiento de esclavos por parte de los otomanos. En Italia, presionará nuevamente a Clemente VII para que convoque el con- cilio que había acordado reunir en el espacio de un año y, después decide volver a España 40 . Hacía mucho tiempo que en la península ibérica se abogaba por la con- quista Argel, foco de preocupaciones, pero la ocupación de Túnez por Barbarroja reforzó la posición otomana en Berbería y supuso una amenaza inmediata para Sicilia. A pesar de las objeciones del cardenal Tavera y del Consejo de Castilla, en 1535, Carlos iniciará la expedición. Su armada procedente de España e Italia se congregó frente a las costas de Cerdeña y descendió hasta Túnez, donde el emperador desembarcó con sus tropas a finales de junio. Al año siguiente, Carlos decidiría utilizar las fuerzas necesarias para tomar Argel 41 . 3. Abdicación, retiro y muerte Con el paso de los años, Carlos se hará más intransigente y, tras su victoria en Mühlberg (1547), se mostrará también más distante. Para este momento tenía ya unas convicciones inquebrantables que alimentaban ese estado. Una de ellas era que los franceses, los turcos y los protestantes seguirían siendo una amenaza. Carlos no podía prever que la muerte accidental de Enrique II sometería a Fran- cia a casi cuarenta años de guerra civil o que turcos y protestantes respetarían los tratados firmados con su hermano Fernando. No veía el final de la guerra, ni divisaba otros recursos monetarios que no fueran los de Castilla. La intención de Carlos siempre había sido que su hijo Felipe heredara los reinos españoles e italianos. El hermano de Carlos, Fernando, elegido rey de los romanos en 1531, sería el siguiente emperador del Sacro Imperio Romano. Y, siguiendo la tradición imperial, se presuponía que este dispondría la elección de su hijo Maximiliano como rey de los romanos, y que, a la muerte de su padre, éste se convertiría en emperador. Históricamente, los Países Bajos formaban parte del Sacro Imperio y, en consecuencia, debían ir a parar también a manos de Fernando y de Maximi- liano, pero en 1548 Carlos proclamará la independencia de esas posesiones y dic- tará que Felipe fuera su futuro gobernante. Tres décadas de guerra contra Francia 40 Xavier Tubau, “Hispanic Conciliarism and the Imperial Politics of Reform on the Eve of the Council of Trent”, Renaissance Quarterly 70 (2017) 897-934. 41 Beatriz Alonso Acero, España y el Norte de África en los siglos XVI y XVII (Madrid: Sínte- sis, 2017); Id., Argel 1541. La campaña de Carlos V según Diego Suárez Montañés (Madrid: Polifemo, 2018).
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