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- 66 - pes luteranos habían protestado por las medidas propuestas contra ellos, hacién- dose así acreedores del nombre de protestantes. En una carta a Fernando, Carlos sopesará los argumentos a favor y en contra, preguntándole por su punto de vista. La carta se muestra como una prueba sólida de su madurez 38 . Su responsabilidad ante las muchas obligaciones y la complejidad de la situación era clara, al igual que su convencimiento de que su presencia era necesaria. Aunque no podía estar en todas partes, procurará estar donde entendía que hacía más falta. Su gobierno lo concebía como algo personal y no tenía que verse afectado por los despachos. En sus posesiones en América no dispondrá de otro medio. Allí, y donde no lle- gaba personalmente, tenía que enviar a aquellos que consideraba como más ade- cuados para que le representaran. En Alemania intentó que su hermano Fernando fuera elegido rey de los romanos, pues estaba convencido de que así podría actuar mejor como lugarteniente suyo 39 . En Nápoles nombraría como virrey a Don Pedro de Toledo, quien dejará una huella indeleble en aquellas tierras. En la primavera de 1530, con dinero del rescate pagado por Francisco I por sus hijos, conjuntamente con otros, viajará de Bolonia a Innsbruck, a través de Mantua, Trento y el paso de Brenner, siendo recibido en todas partes con celebra- ciones. Le acompañaban Fernando y su hermana la reina María de Hungría, que había enviudado. La Dieta imperial se reunió en Habsburgo. El papa Clemente VII enviará un legado para hablar con los luteranos, pero se opondrá a la idea de crear un con- sejo eclesiástico como pedían el emperador y los alemanes. En la Dieta, después de un duro debate entre protestantes y católicos, Carlos contemporizó para con- seguir la elección de Fernando como rey de los romanos y hacer frente, una vez más a la amenaza turca. Desde Habsburgo, en compañía de su hermano Fernando, viajará por el Rin hasta Colonia, donde tendrá lugar la elección formal de Fernando, y después a Aquisgrán, donde se celebrará la coronación. En 1532, en Ratisbona, en compa- ñía de su hermano, se reunirán de nuevo con la Dieta, sin conseguir nada. Poco a poco movilizará un ejército contra los turcos, que llegarían a estar a menos de sesenta y cinco kilómetros de Viena. En el momento en que se ponía en marcha el ejército imperial, los turcos iniciará su retirada devastando las tierras por donde 38 Como afirmara Fernández Álvarez, la correspondencia de Carlos V es la crónica de la historia de Europa, desde su viaje a Italia en 1528 hasta su muerte en Yuste. Manuel Fernández Álvarez, Corpus documental de Carlos V (Salamanca: Ediciones Universidad, 1973) 24. 39 Peter Rauscher, “Carlos V, Fernando I y la ayuda del Sacro Imperio contra los turcos. Dinero, religión y defensa de la Cristiandad”, en Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530- 1558) , ed. por José Martínez Millán, vol. 4 (Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 2001) 360-369; Adam Francisco, Martin Luther and islam: A Study in Sixteenth-Century Polemics and Apologetics (Leiden: Brill, 2007).
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