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- 61 - mejoró y se reorganizó durante su reinado, convirtiéndose en un importante baluarte del poder del emperador 21 . La subordinación de las instancias eclesiásticas reflejaba la posición de la Iglesia española. La Inquisición entendía de cuestiones de doctrina y moral, siendo controlada por la Corona. Aunque en los Países Bajos una culta clase caballeresca hablaba de la cruzada, el espíritu de cruzados como Balduino, Godo- fredo o Juan sin Miedo se había convertido en un recuerdo. Sin embargo, en la península ibérica la comprensión tenía una expresión más real y patente. Incluso el testamento del rey Fernando le urgía a continuarla. Así, la importancia de Castilla como fuente de ingresos y de crédito fue la razón más importante de su evolución en potencia dominante dentro de las pose- siones europeas del emperador. España también proporcionaba el grueso de los soldados profesionales que constituían el núcleo de sus ejércitos. No solían supo- ner más de un quinto de sus tropas sobre el terreno, pero su preparación, lealtad y disciplina los hacían indispensables. El gobierno de Castilla, por otra parte, era más dócil a la voluntad del emperador que los súbditos de sus demás reinos. Los privilegios tradicionales –fuente de permanente conflicto en otras monarquías– eran mucho más débiles que en los Países Bajos y el Sacro Imperio. La adminis- tración, controlada en gran medida por secretarios como Francisco de Los Cobos, era, para la época, muy eficiente. Todo este cúmulo de circunstancias hará que Carlos llegue a apreciar la cul- tura española y sus valores. La política hispana era tradicionalmente antifrancesa, incluso en Cataluña. Por otra parte, el odio a los turcos y al conjunto del islam estaba muy arraigado en la historia y en la cultura. Los estragos que causaban cada año los piratas berberiscos lo acentuaban. Además, las Cortes solían exigir a Carlos que redoblara sus esfuerzos contra dicha amenaza. España seguirá siendo católica, mientras que, en Alemania y los Países Bajos, el número de protestantes no dejará de incrementarse durante todo su reinado. Carlos no podrá hacer nada para derrotarlo y, aunque los castellanos no querían que se gastara su dinero en los conflictos de Alemania, en conciencia, no podían oponerse a las políticas reli- giosas del soberano. Esto hará que, según va transcurriendo su reinado, se vaya sintiendo ya más próximo a sus reinos españoles. Al mismo tiempo, en Alcalá imperaba el espíritu de Erasmo entre profesores y alumnos, lo que había ido configurando también una sociedad más sensible y permeable a diversos intereses. Todo ello hasta que es denunciada por herética la 21 José Antonio Maravall, Carlos V y el pensamiento político del Renacimiento (Madrid: BOE, 1999).
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