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14 Miguel Anxo Pena González Archivo Dominicano XLV (2024) 7-46 [40] [8] 1.4. La historia de las órdenes en las universidades civiles Esta mirada, desde un horizonte confesional e identitario, se completa con otros ámbitos de investigación especializados en historia. Particularmen- te las universidades de los diversos países, aunque poco a poco, se irá consta- tando una progresiva desconexión entre la historia religiosa y otros ámbitos históricos, quedando –en algunos lugares– convertida en algo externo al inte- rés de los investigadores, cuando no totalmente intrascendente. Hay que reconocer que la aplicación del marxismo a la investigación histórica trajo consigo también una relegación de los temas tradicional- mente religiosos, promoviendo y desarrollando nuevos intereses o sen- sibilidades. Al mismo tiempo, desde los ámbitos eclesiásticos, se mostró una total displicencia en torno a dicha historiografía, por lo que todo lo referente a los temas más relevantes en dicho contexto, como podía ser todo lo relativo al poder o a lo económico, tuvieron escasa consideración, cuando no una llamativa ausencia o réplica. En una perspectiva más amplia la nouvelle théologie , preocupada por recuperar el método histórico, en la dependencia del tomismo y el intento de discernir el presente, logrará hacer dialogar a la historia con el presen- te, como clave de renovación de los estudios históricos y teológicos. El intento de vivir el Evangelio en el hoy prevalecerá sobre otras posibles lec- turas, intentando comprender cómo el pueblo de Dios había ido viviendo esta experiencia a lo largo de los siglos. No se trataba de historicismo o de la contemplación de un museo, sino de la preocupación atenta sobre pro- blemas históricos. Se abría así paso una nueva relación entre cristianismo e historia, en la que influirían autores a los que les tenemos que estar pro- fundamente agradecidos, teólogos e historiadores que, desde sus estudios, irán ofreciendo luz y marcando el camino. Entre ellos se encuentran: M.- D. Chenu, Y.-M. Congar, H. de Lubac, J. Daniélou... Esta atención, que el Vaticano II concentrará bajo la idea de los «sig- nos de los tiempos», pondrá de relieve la autocomprensión de la Iglesia donde el mundo no es solo lo relativo a lo eclesiástico. Esto producirá también sus frutos en la historia de las órdenes y congregaciones, aunque requiera de un desarrollo todavía más atento y cuidado. Algo que expresa- ba de manera, particularmente elocuente el mismo Congar: El conocimiento de la historia nos pone en camino hacia un sano relativismo. Este es algo muy distinto del escepticismo. Por el con- trario, se trata de un medio para ser y manifestarse más sincero, y, vista la relatividad de lo que es efectivamente relativo, no dar ca- tegoría de absoluto a aquello que no lo es de verdad. Gracias a la historia captamos la proporción exacta de las cosas, evitamos tomar por “la tradición” lo que no viene más que de anteayer y además ha

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