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12 Miguel Anxo Pena González Archivo Dominicano XLV (2024) 7-46 [40] global y que abarcase todo aquello que se refería a la propia institución, contemplándolo desde dentro de ella misma. De esta manera, los frailes entregados a dicha tarea tenían que ocupar- se de una tarea ingente: del Bullarium , de los Scriptores , de la Monumenta , de las crónicas, así como de los escritos y de todo acontecimiento relativo a la vida de la orden. Con cierta lógica, a partir de 1934, el Instituto dirigi- rá sus fuerzas, de manera casi exclusiva, a la Monumenta Historica . 1.3. Los primeros ensayos de conjunto Como se puede intuir a partir de este ejemplo –uno entre los que se podrían haber propuesto de las órdenes de este momento– los institutos históricos llevarán a cabo un proyecto benemérito, poniendo las bases fundamentales de la investigación para la historia de la propia institu- ción, pero que, indudablemente va más allá de ella misma. Publicaron y editaron obras que no han perdido su importancia con el paso del tiempo, en una comprensión amplia de la historia religiosa. Ofrecieron al campo de la ciencia un sinfín de instrumentos de trabajo, relativos tanto a la historia general como a la provincial o particular. El fundamento de esta orientación claramente estaba basado en la necesidad de estudiar y leer las fuentes en los documentos originales. En este sentido, no hay duda de que habían sentido también la nece- sidad de acompasar esa historia con una espiritualidad, que orientaba y dirigía también en una dirección concreta. Y, por lo mismo, se trataba de comprender la historia como parte integrante de una vocación eclesial, en la que su interpretación apareciese como una conexión significativa de hechos, a partir de la propia creatividad espiritual de la orden. Surgió también, en el mismo marco temporal, algún intento de mi- rada global sobre la historia de la vida religiosa. Entre los mismos se en- cuentra el ensayo de Max Heimbucher, publicado a finales del siglo XIX, Die Orden und Kongregationen der katholischen Kirche. 10 Se trata de una iniciativa primeriza y limitada. Su esfuerzo fue superado –aunque solo en parte– entre 1951-1953 por Mario Escobar, con la obra Ordini e Congrega- zioni religiose . 11 La monografía presentaba una visión idealizada de la vida religiosa, muy marcada por lo jurídico, manteniéndose plenamente en la teología de los estados de perfección y considerando la gigantesca contri- bución que los religiosos habían hecho a la humanidad, pero teniendo su 10. Max Heimbucher, Die Orden und Kongregationen der katholischen Kirche , Pa- derborn, 1896-1897, vols. I-II. 11. Mario Escobar, Ordini e Congregazioni religiose , Torino, Società Editrice Inter- nazionale, 1951-1953, 2 vols. [6]
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