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23 Ayer y hoy en la historia de las órdenes Archivo Dominicano XLV (2024) 7-46 [40] también una aceleración hacia un eventual salto cualitativo de la historia de la Iglesia, en el sentido de que superaría la limitación más grave que padece: la de estar dotada de unos instrumentos que solo son capaces de percibir el aspecto visible de la Iglesia. 33 Esta propuesta se fundamenta en la reflexión hecha por Reinhart Koselleck, considerando que la historia no puede prescindir de una deli- mitación conceptual de la época en la que es estudiada. 34 Al mismo tiem- po, si la historia se plasma en concepciones, y es historia precisamente por el hecho de ser concebida, no se tratará propiamente de una verdad, sino de una interpretación de la misma, donde la consecuencia clara es que se ha de mostrar especial atención a no caer sobre comprensiones ideologi- zadas. Lejos de ser un elemento de crítica, esto se ha de convertir en una oportunidad, puesto que así será posible entender las ambigüedades y va- riadas interpretaciones. La misma explicación de Koselleck permite poner de manifiesto la tensión existente entre el concepto y los hechos a definir y, al mismo tiempo, el estado real de los hechos que se pretenden estudiar y delimitar. Es, por tanto, la interpretación de las situaciones sociales con- cretas a considerar y la delimitación que se ha hecho de las mismas. Supe- rando el miedo a la verdad, elemento crucial para construir una historia, pero que no cabe duda que, en lo que se refiere a la historia religiosa, no ha dejado de estar presente de múltiples formas. La propuesta concreta, que ahora proponemos, consistiría en la ela- boración de una historia de las órdenes y congregaciones, a lo largo de la Edad Moderna, que tuviera en cuenta el contexto socio-político y religioso del Occidente cristiano, pero que fuera abordada a partir de elementos que resultan nucleares en el marco de la vida regular y apostólica, aunque normalmente han sido vistos solo en relación a una orden y congrega- ción concreta. El intento sería contemplarlos y estudiarlos en la relación e interdependencia de las diversas instituciones, sin descuidar el campo socio-político que determina y configura fuertemente los hechos. Algunos de los temas que podrían ser propuestos, desde esta nueva visión, sin ser exhaustivos, serían los siguientes. 35 33. Giuseppe Alberigo, «¿Nuevas fronteras en la Historia de la Iglesia?», Conci- lium , 57 (1970), pp. 66-85. Véase, igualmente, Giuseppe De Rosa, «Un modo nuovo di fare storia della Chiesa», Civiltà Cattolica , CXXXIV (1983), pp. 150-156. 34. «De la historia vivida a la historia elaborada científicamente, la “historia” se lle- va a cabo en perspectivas que contienen sentido y lo fundan y que, a su vez, remiten una a otra mutuamente. A partir de Chaldenius, los historiadores estuvieron mejor protegidos que antes para avistar en la probabilidad una forma propia de verdad: la verdad histórica, precisamente. Una vez que quedaba claro que tenían que tener su propio punto de vista, tuvieron valor para ocupar abiertamente y conscientemente una posición». Reinhart Ko- selleck, historia/Historia , Madrid, Trotta, 2004, p. 117. 35. El amplio volumen de bibliografía, en las distintas lenguas, ha obligado a optar por hacer una selección de aquello que ha sido, principalmente, publicado en [17]
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