BCCCAP00000000000000000001765

22 Miguel Anxo Pena González Archivo Dominicano XLV (2024) 7-46 [40] a las características más propias, así como las líneas particulares que ha- cen a una institución diferente de otra. 32 Al mismo tiempo, como se ha puesto de relieve en las últimas déca- das se impone un equilibrio entre la gran historia y la microhistoria, de tal suerte que se construya un entramado rico y sugerente, capaz de mos- trar esos matices que se oscurecen en lecturas unilaterales. En historia, toda interpretación resulta incompleta y limitada. La experiencia pone de manifiesto que no es fácil abordar un tema cuando cuenta ya con una explicación consolidada, pero no cabe duda de que, visto desde diversas perspectivas, es necesario enfrentarse a lecturas y consideraciones nue- vas. Y, por lo mismo, no se trata de una cuestión relativa exclusivamente a los historiadores de profesión, sino que remite y ha de tener también presente una serie de campos –ya sean afines o distantes–, que utilizan y recurren a la historia religiosa como tópico en sus argumentaciones. Requiere, por lo mismo, buscar el equilibrio entre consideraciones de- masiado cerradas y excluyentes y, por el lado contrario, de no convertir todo en un cajón de sastre, donde cualquier detalle –por insignificante que sea– pueda ser considerado como relevante. Hacer dialogar y con- fluir contextos que aparentemente no han sido puestos en relación, pue- de resultar particularmente fructífero, tal y como lo están poniendo de relieve recientes estudios. De ahí que, para esta tarea el investigador ha de ser consciente de que el estudio y la investigación pueden llevarle a descubrir su error. Y, por este motivo, parte de su tarea será también tener el coraje de mo- dificar –incluso radicalmente– su juicio cuando los hechos demuestren que su hipótesis es incorrecta o incompleta. Los datos históricos con los que contamos, como se demuestra con frecuencia, no son siempre definitivos, por lo que es necesario estar en una actitud de permanente crecimiento. Es importante tener muy claro que, en la reconstrucción de unos hechos históricos, se ha actuar con espíritu crítico, recurriendo a métodos científicos, que no resultarán siempre definitivos, pero que han de ayudar a la búsqueda de la mayor objetividad posible. Toda nueva generación de historiadores, por lo mismo, se ha de enfrentar a la tarea de releer los hechos y textos del pasado sin llegar a agotar nunca su sig- nificado auténtico o completo. Es fundamental que la historia de la Iglesia sin inútiles ilusiones sobre una historia “aséptica” y “objetiva” o sobre historiadores “imparciales” y no comprometidos, profundice con fidelidad en su propio estatuto de disciplina histórica, con todo lo que esto im- plica en la actualidad. Estoy convencido de que ahí se seguiría 32. Giuseppe Buffon, Storia dell’Ordine francescano , pp. xiv - xvi . [16]

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz