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80 Miguel Anxo Pena González trabajos, en diversos momentos de su vida, especialmente en lo que se refiere a la edición de los vocabularios bíblicos y algún ensayo en relación a la pro– nunciación clásica más adecuada tendrán esta finalidad, incluso aquellos que pudieran estar distantes de esta función. Algunos de estos quedarán inéditos, por eso, al morir dejaría a su hijo Sancho, entre sus papeles no impresos, unas Annotationes Sacrae Scripturae y un Vocabulario bíblico. 11 Según afirma Sáenz Badillos, «en el terreno de la gramática, esto es, en cuestiones de pronunciación, grafía, transcripciones de nombres, prosodia o sintaxis, es donde [Nebrija] se mueve con mayor soltura y donde sus observaciones suelen ser por lo general totalmente atinadas" (1994: 117). Precisamente, el opúsculo De litteris hebraicis, conjuntamente con otro análogo, De litteris graecis, los añadió -en forma de apéndice- en algunas ediciones de sus Introductiones in latinam grammati– cam. 12 Juan Bautista Muñoz, en su Elogio de Antonio de Nebrija (1796: 21.36) afirma que este había elaborado gramáticas y materiales complementarios para el griego y el hebreo: Cuyas nociones elementares [dela lengua griega] publicó Lebrija por vía de apéndice a su gramática latina, como indispensable para saber esta lengua. Separadamente escri– bió una gramática griega, que vio su doctísimo discípulo Andrés Resende [...] años antes de darse a la luz la gramática y el diccionario de Reuclin sobre la lengua santa, meditaba Lebrija publicar su gramática de la misma lengua, de que nos han quedado unos principios impresos entre los apéndices de las Introductiones latinas. Tenía tam– bién escrito un diccionario, en que daba razón de los nombres hebraicos de la Biblia, así geográficos como de personas. El conocimiento de la lengua hebrea debió comenzar en Bolonia, pero seguiría estudiándola tras su regreso a la península ibérica, primero en consultas fre– cuentes a judíos y, más tarde, a judeoconversos. A este respecto, Carlos del Valle considera que dichos contactos serían algo más que esporádicos, lo que podría 11 Hasta nosotros ha llegado Lexica bíblica: lat.-heb. (Ms. Vat. Borg. Lat. 148). Publi– cado en P. Galindo - A. Ortiz, Nebrissensis Bíblica, vol. II, Madrid: CSIC, 1950. Al mismo tiempo, sabemos que en la Biblioteca Nacional se conservan tres impresos, sin referencia alguna al lugar y año de edición, aunque se supone que sería impreso por Arnao Guillén de Brocar, en Alcalá, en 1515, con el título De Litteris hebraicis cum quibusdam annotationibus in Scripturam Sacram, donde se contienen tres opúscu– los: De litteris hebraicis (ff. 1-8); Dictiones habraicae in Testamento Novo (ff. 9-10); De accentu hebraico (ff. lOv-16). Las signaturas son: R/1754(1); R/8162; R/2212(3). 12 Así aparecen en la de Miguel de Eguía, impresas en Alcalá en 1525 y 1533 (BN, U/11136; R/501). Los títulos son los siguientes: De literis et declinatione Graeca, qui– bus opus est Latinis; De literis Hebraicis, et accentu quoque Hebraico opuscula duo.
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