BCCCAP00000000000000000001764
76 Miguel Anxo Pena González información que resultara de interés para los clérigos. La obra estaba pensada para aquellos que se iban a dedicar a este ministerio y que, por lo mismo, tenían la obligación de predicar. Contar con un texto depurado y seguro, por lo mismo, se convertía en una herramienta indispensable. Permitía hacer más accesible y comprensible el texto de la Escritura, particularmente cuando se habían solu– cionado los textos más oscuros. La gramática y la retórica colaboraban también a la explicación de la Escritura. Y, por ello, en la intención del prelado y del mismo gramático, estaba muy vivo el interés por este grupo social, que estaba llamado a contribuir activamente en la reforma eclesial. Nebrija, tal y como relata en el prefacio a la obra, tiene conciencia de ir más allá de lo que se le había pedido, añadiendo escolios y glosas, así como recupe– rando el sentido de los pasajes más oscuros. 7 Para ello había recurrido a manus– critos griegos y latinos y, aunque no era su intención enmendar el texto de la Vulgata, ofrecía una comprensión novedosa de las perícopas analizadas. De una simple corrección formal pasaba a elaborar un comentario exegético que, Mar– tín Baños (2022: 240) define como "un ejercicio de exégesis de más alto vuelo". Contaba, por ello, con la experiencia de intensos años de trabajo, en los que no había abandonado su preocupación filológica acerca del texto sagrado. Fruto de ello eran también las sucesivas ediciones de las Quinquagenas y, como dejará constancia su discípulo Cosme Damián de Ceballos, tenía recogidas unas diez mil observaciones a la Escritura, al estilo de las cincuenta publicadas (Muñoz, 1796: 35). La frontera entre exégesis y teología no era fácil de delimitar, pues ambas estaban estrechamente vinculadas, por lo que Nebrija siente colaborar en una misma causa, que es la de la adecuada transmisión de la fe. Los libros inspirados, en este orden de cosas, no podían ser asimilados a otras obras y proyectos llevados a cabo por los humanistas y, Nebrija, es ple– namente consciente de ello. Quizás por este motivo no se adentre más en la vertiente teológica, convencido de que la predicación debía de prescindir de disquisiciones sofísticas y centrarse en el comentario al texto de la Escritura. La exégesis no podía convertirse en simple filología e historia. Había un claro distanciamiento de los exegetas de corte más tradicional, muy dados a poner el acento en los sentidos morales y alegóricos, descuidando el literal. En la base 7 "Sed plura feci quam quae amicus ille meus idemque tuus familiaris exigebat. Neque enim tantum caesa colo comateque distinxi singulis dictionibus orthographiam suam accommodaui, sed et quaedam scholia glossulasque adiunxi, atque locos quos– dam obscuriores audacius paraphrasi uerti". Prefacio de Nebrija a la primera edición de los Segmenta, de 1516 (Martín Baños, 2022: 241).
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz