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Humanismo bíblico-teológico en Antonio de Nebrija 69 de Fonseca, obispo de Palencia y antiguo discípulo suyo. En el prefacio afirma que "las Sagradas Escrituras son el artífice de los honestos, únicos que en abso– luto merecen el nombre de bienes... Seguidamente que sobre todo conduce al conocimiento de muchas cosas difíciles de uno y otro Testamento" (Nebrija, 1944: 23). Ese año, Nebrija sufrirá el secuestro de su [Primera] Quinquagena y la prohibición, por parte del inquisidor Deza, de imprimirla. Aunque esta última se refería directamente a la corrección del texto bíblico, detendrá la impresión del Lexicon pues -según Martín Baños (2022: 201)- este texto no era tan "'inocente': amén de meter el dedo en el ojo a los profesionales universitarios del derecho, varias de sus entradas coincidían casi al pie de la letra con las ano– taciones bíblicas en entredicho, y tanto el prefacio a Fonseca como el epigrama preliminar de Fabián de Nebrija se encargaban de publicitar la intención de Nebrija de dedicarse a la tarea de corregir el texto latino de la Biblia". 2 EL DISCURRIR TEOLÓGICO-BÍBLICO DE NUEVO CUÑO Los dos personajes -Deza y Nebrija- resultan paradigmáticos de la entrada en escena del Humanismo y, al mismo tiempo, de las resistencias por parte de una teología en gran medida abstracta, que se confrontaba con otra que se valía de esa nueva sensibilidad, en la que eran tenidas en consideración las críticas, sugerencias y lecciones de método, que encontraban su apoyo en la historia, la filología, la exégesis e, incluso, en la experiencia religiosa interior. Sin llegar a expresarlo, había una crítica a toda comprensión teológica que se propusiese como exclusiva, pues esta, además de hacer referencia a los métodos, había de conducir a una búsqueda y propuesta cristiana más auténtica y coherente, donde vida y conocimiento debían de discurrir juntas. El ideal de perfección lingüís– tica coincidía con el cristiano, puesto que las controversias teológicas, más que afrontarse por el recurso a un método -como era la escolástica y su recurso a la filosofía- estaban necesitando de un correcto uso del texto revelado que, a través de una oportuna selección de manuscritos, acompañado de un adecuado análisis lingüístico e histórico, ofreciera propuestas de cómo afrontar un cre– yente la vida en su contexto real. Por lo mismo, una de sus aportaciones más singulares será la Apología, que tiene como finalidad demostrar que está capacitado para 'anotar la Escritura', yendo más allá de una simple comprensión de la lengua clásica, lo que impli– caba también la corrección de textos en los que se hubieran ido colando errores y, por lo mismo, que debían ser devueltos a su sentido auténtico y origina– rio: "esta Apología la escribimos en aquel tiempo en que éramos acusados de

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