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6 P. .Anselmo de Legarda,-Moratl.n y lo vasco A pesar de la rapidez de su paso, presumía de conocer bien las distintas regiones peninsulares a la hora de aconsejar a su amigo Melón, tentado de volver a España. Con fecha 18 de se– tíembre de 1816 va pasando revista a Pastrana, Madrid, Barce– lona, Valencia, Santander; las rechaza por distintos motivos y agrega: "La Vizcainurria (3), ya la conoces; no sé si te gusta; pero como son los portercs y han visto a los que han salido, no sé qué trato darán a los que vuelvan. Yo diria -salvo tu dicta– men- que seria bueno al~n pueblo de Navarra y aún mejor al– guno de la Rioja -excep::uando Pamplona y Logroño--,--. En esta última provincia me parece que te iría bien: es buena gente, ale– gre, sencilla, que sólo piensa en comer y beber; la tierra, abun– dante y templada. Queda;ias entonces a menor distancia de Ma– drid y no lejos de Francia, si tratabas de volver" (II, 263). Peligraba que su pos:.ción más o menos fronteriza y los res– quemores de la lucha reciente les forzaran a obrar contra su na– tural a los mismos que habían merecido los elogios de Moratín en ] 787. Y no es de creer que fueran óbice para vivir en paz/ San Se– hastián, Bilbao o Vitoria. los pujos de nobleza que les achacara el mismo Moratín en su viaje a Inglaterra en 1792: "Una de las extravagancias que, a mi entender, hacen poco honor a las luces de esta nación -que algc.nos, acaso con demasiada facilidad, sue– len llamar la nación filósofa-, es la de la nobleza. Hacemos bur– la de los vizcaínos, asturianos y montañeses, porque pecan en li– najudos; pues no hay que admirarse: los célebres ingleses caen también en esta debilidad" (1, 185). Debilidad en que acaso cayera el mismo Moratín a los sesenta y seis años, cuando, al pergeñar su autobiografía, principiaba muy orondo: "Soy de ur.a familia noble de Asturias" (III, 301). LENGUA.-Entre las observaciones merecen especial men– ción las relativas al vascuence. El 23 de marzo de 1787, desde Montpellier, le escribe E. su "amado Juanito", es decir, a don Juan Pablo Forner, y aplaude su propósito de escribir un com– pendio de la historia patria, porque "nada hay en este género que merezca estimación". Re-~haza el del P. Duchesne, traducido por Isla, aunque la traducción no puede llamarse mala. Refiérese a las mil impertinencias añadidas al texto y al estilo bufonesco de (3) Parece denominación burlesca o despectiva de las Vascongadas. Un diccionario de la rima nos presentaria el sufijo -urria en una serie de palabras poco nobles.

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