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14 P. Anselmo de Legarcla.-Morat!.n y lo vasco mediógrafo al jesuíta expulso y le lee El Tutor: no le gusta (III, 247). Moratín debió de quemar su obra para que renaciera mejorada en El sí de las niñas. AZANZA.-"Azanza y Goya han estado a punto de morir" (]11, 54). La noticia es del 16 de junio de 1825. Azanza será el de la Memoria justificativa, reeditada ahora en BAE, 97. BASTERRECHE.-"Tus cartas me hallarán en Bayona. Pon– drás en el sobre: A los Sres. Basterreche Hermanos y Compañía, Bayona; y otro interior para mí" (II, 374). Se lo dice a Melón el 11 de setiembre de 1821, desde Perpiñán, anunciando su próxi– ma llegada a las orillas del Adour. La misma recomendación le hace, ya en Bayona, en la carta siguiente (II, 374). Y se la re– pite a Silvela, aunque a éste le da la dirección en ;francés (II., 375-376). La agencia Basterreche debió de servirle con fidelidad (11, 447, 451, etc.). BOLIVAR.-"Bolívar en Lima; el Callao y las embarcacio– nes que allí había y todo el ejército real, que ha quedado prisio– nero de guerra, juntamente con el virrey La Serna y los generalea Canterac y Valdés... Hoy se anuncian estos disparates, firmados por el secretario de Bolívar, con fecha 18 de diciembre" (111, 41). La carta es del 10 de marzo de 1825. ELIO.-"Fui a Valencia, donde mandaba el general Elío; y pónesele en la cabeza perseguirme y desterrarme a Francia" (II, 212). Se lo cuenta a Melón desde Barcelona el 30 de julio de 1814. En la Vida de Moratín (1, 42-43), Manuel Silvela añade al– gunos pormenores sobre la violentísima escena del encuentro del escritor con el general navarro: en un arrebato de cólera echó ma– no a la espada y Moratín quedó medio muerto con sus amenazas. En Burdeos habría recordado su amargo trance de la ciudad del Turia, si llegó a enterarse de la muerte ignominiosa, garrote vil, con que acabó en Valencia el militar pamplonés absolutista, el 4 de setiembre de 1822. Y aun pudo ver la estampa que corría con la escena macabra (22). ERRO.-"Si usted tuviese proporción de hablar al Sr. Erro" (11, 481). Trátase del Ministro de Hacienda, quien podía dispo– ner se le pagase la pensión sobre la mitra de Oviedo con los atrasos. (22) La reproduce A. BALLESTEROS, Historia de España...., t. VII, Barcelona, 1934, pág. 194.
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