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P, Anselmo ele Legcm!a,--Moratín y lo vasco 11 ''Aquí llegaba, cuando -hoy, 14- recibo dos cartas de usted, una del 4 y otra del 7, con sus correspondientes cuchilladas, pa– ra evitar el contagio" (II, 437). SALINAS, PATRIA Y FE.-Con su vinagre y sus cuchilladas las cartas llegaban al fin a manos del destinatario. Peor les fue cuando las partidas y guerrillas infestaron nuestros caminos. El 11 de setiembre de 18.22 decíale a Prada desde Burdeos: "Las tropas de la Fe se han apoderado en la cuesta de Salinas de la correspondencia de dos correos: el de Madrid, que debía haber llegado aquí el lunes 3, y el de aquí, que salió para Ma– drid el miércoles 4" (Valdeterrazo, 530). A fines del mismo mes, el 27, tornaba al tema en carta al propio Prada: "Si alguna me ha escrito usted después,, estará en rnanos de los defensores de la Fe [ ...] Perdone usted la incomo• didad, que no se la daría si no temiese que la interceptación pue– de repetirse, y no quisiera cansarme en escribir, si mis cartas han de servir de tacos para los puestos avanzados de la cuesta de Sa– linas" (II, 427-428). Dios y Rey suenan en carta del 8 de noviembre de 1822, a doífa Francisca Muñoz: "Y cito esta sola, porque es la única que ha llegado a mis manos; las demás que usted dice haberme es• crito, no las he visto, y ya habrán servido de cartucho& a la po– bre gente que está sirviendo a Dios y al Rey por esos ! montes y derrumbaderos" (II, 434). Cinco días después le participa a Prada el envío de un re· galo: "Le he remitido a Bayona y desde allí verá Mr. Molinié de qué manera podrá dirigirle a manos de usted, sin que la Patria o la Fe, que andan atravesándose por esos caminos, le cojan en sus manos pecadoras y le hagan astillas" (II, 436). La repetida escena continuaba atormentándole como una pe• sadilla el l de diciembre, al escribirle a Melón: "Que aunque yo soy el que la escribo, no soy yo el encargado de llevar ~is cartas hasta Madrid, que como la Fe y la Patria se atraviesan ~ cada pa– so por los caminos, no será mucho que la Patria y la ll<'e necesi– ten papel para hacer tacos y envolver cigarros" (II, 439.!440). Fácil sería ilustrar los datos del madrileño deste:trado con otros de los historiadores de aquellos años turbulentos. i Compro– baríamos la virulencia del movimiento realista, la alarma del de– ro, intervención del dinero del Rey en el levantamiento de par– t;das absolutistas; presencia activa del general bilbaíno Eguía en
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