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P. Anselmo de Legarda.-MoraUn y lo vasco 9 ADUANA DE VITORIA.~Del relato de su primer viaJe se trasluce su disgusto por las aduanas interiores. Los registros le molestaban cuando se hacían en su presencia. Luego, mientras vivió en el exilio, los envíos le tuvieron en continuo sobresalto. !'refería que los libros espel'aran en Madr_id lo que hubieran de esperar en Vitoria (II, 408). • En carta de 1825 manifiesta su mala opinión de los aduane– ros: "Parece que las señoras de mi lugar no saben todavía rela– tivo al peligro que corre el malav·enturado chal de quedarse en– redado entre las uñas de los aduaneros de Vitoria o los de Mi– randa -nunca más celosos del Real serv1c10 que ahora-, o en las de los ladrones que infestan el camino de lrún a Fonca– rral" (III, 44). Y en otro lugar (14): "El chal consabido no es azul -ia buen tiempo se acuerdan de encargar que sea azul!-; es amaranto y así le gusta a la señora administradora de la aduana de Vito– ria" (III, 354). Al año siguiente es un cuadro: "Aun creo que en esto ha de haber sus dificultades en la raya, y no sé si el señor Administra– dor de Vitoria aplicará al fisco el tal cuadro y adornará con él su sala de conversaciones" (III, 87). En 1822 había recurrido a las recomendaciones para salvar el escollo de las aduanas: "Para las de España, que no sé. cuántas son, V. verá a quién podrá encargar que cuiden de los tales li– hros, no me los roben; y en cuanto a Vitoria, si V. quiere, podrá poner dos letras a don Mateo Durú, Director de Contribuciones, diciéndole que el tal cajón conducido por Fulano, con dirección r, la casa Basterreche, es el mismo que le ha recomendado don Manuel Silvela desde Burdeos, y que se sirva de estar a la vista cuando se registre, para que los libros no se extravíen y sigan. su camino adelante. Si hay otro registro después -antes de llegar á In raya--, no lo sé, ni tengo conocimiento por allí con nadie" (Valdeterrazo, 533). A la casa de Basterreche nos referiremos luego. Los lectores de Larra saben bien las pestes que lanza el es– critor contra la aduana de Vitoria. José M.ª Iribarren, al principio de su Vitoria y los viajeros (14) La noticia, según el editor, va en un papelillo suelto, escrito de letra de Moratín. Por el chal podemos sacar la fecha aproximada, in– teresante para la noticia adjunta sobre Goya.

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