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POESÍA DE LA DIVINA PASTORA 225 a beber su inspiración en pura fuente bíblica, teológica o litúrgica. Así han sorteado el escollo del género bucólico profano cuando degenera en sensiblería y sentimentalismo ñoño, y nos han transmitido un senti– miento personal auténtico o han reflejado la verdad honda del pueblo que canta o con su estribillo refrenda el canto del solista. He ofrecido varias muestras de poesía culta antes de la popular. Com– parándolas, pronto se advierte ía diferencia. En las manifestaciones cultas, por su misma brevedad, lo pastoril surge momentáneo, como un requiebro a la Virgen. En las otras, el pueblo canta de propósito a la Pastora y, con mayor o menor amplitud, con más o menos arte, desarrolla la alegoría bíblica en la iglesia o en casa, en las calles o en la plaza. Canta, porque estos versos de la Divina Pastora parecen nacidos para cantados, como genuino brote popular. De los versos presentados se exhalan el aroma campestre del paisaje pastoril y los variados afectos del alma. Palabras y notas musicales nos transmiten la figura amable de la Pastora y el amor candoroso de los ca– puchinos y de los fieles a la Madre celestial. P. Anselmo de LEGARDA OFM Cap.

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