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222 ANSELMO DE LEGARDA Volved alegres nada os detenga, que dulces pastos mi amor franquea. ¿Qué os entretiene? ¿Qué os embelesa? ¿Un sucio gusto? ¿Una impureza? ¿Una ganancia? ¿Una blasfemia? Cosas tan viles ¿así os dementan? ¿Eso os impide seguir mis huellas, sin hacer caso de quien os ruega? ¿Qué? Mi hermosura ¿nada os recrea? ¿No os enamora mi gran belleza? Mi amor ¿no os rinde? Y el ver cuán tierna Pastora os busco ¿no os hace fuerza? ¿Qué! El haber muerto mi Hijo ¿no llega a convenceros? ¡Oh, qué dureza ! ¿Ni el temor basta de pena eterna para obligaros a volver rienda? Para seguirme, la gran promesa de eterna gloria ¿no os hace mella? Baste, hijos míos, de resistencia; pues siento mucho mi grey se pierda. Eco de los amantes silbos son los « dolorosos balidos de un alma con– trita, a la Divina Pastora» que suceden a los primeros con la misma estruc– tura métrica e igual repetición de los cuatro primeros tras cada cuatro pentasílabos del romancillo. Comienzan así: Piedad, Pastora; piedad, María: haz no perezca quien de ti fía ... ". 46. Consta el poema de sesenta y cuatro versos, y puede leerse entre los publicados en los Breves soliloquios..., del P. LLEVANERAS, pp. 79-82. Notaré unas ligeras variantes. La edi– ción de Játiva dice en el verso décimo "Pastora pía", y en el veintisiete "por ser yo propia", donde la edición de LLEVANERAS escribe "Pastora mía" y "por ser yo misma". Además casi al final, entre los versos "reconocida" y "Por mis delitos", la de Játiva intercala cuatro versos que no constan en los Breves soliloquios: Sí que son muchas las culpas mías; pero hay clemencia que es infinita. Faltan as1m1smo estos cuatro versos en la Corona de Monóvar de que luego hablaremos; la cual en el veintisiete lee también "misma".
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