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POESÍA DE LA DIVINA PASTORA 219 En los misterios dolorosos, para martes y viernes, se contempla la ora– ción del Huerto, prendimiento, azotes, corona, cruz al hombro, crucifixión, sepultura. Ocho versos también, con la misma repetición de los gozosos. En los gloriosos, para domingo, miércoles y sábado, contemplamos la resurrección, ascensión, venida del Espíritu Santo, muerte y asunción de María Santísima, coronación por manos del Padre, coronación por manos del Hijo, coronación por el Espíritu Santo. Ocho versos, con la repetición indicada. Sigue otra «Corona de la Divina Pastora cuyos misterios se meditan por todo el año, excepto la cuaresma». Como se verá, en la nueva serie se unen parte de los gozosos con dos gloriosos. En vez de los romancillos anteriores, van sonando ahora seguidillas con la misma rima. Y tras la de cada misterio se repite la misma súplica: Ayudadnos afable, Pastora pía, pues devotos decimos : Ave, María. Arriba se me ha pasado consignar la advertencia de que al fin de los siete misterios se rezan dos avemarías para completar la corona; y un padrenuestro por el Sumo Pontífice que concedió las indulgencias. Nueva «Corona dolorosa, que se suele rezar los domingos de cuaresma por la tarde, después de las vespertinas». Vespertina es el sermón que se predica por la tarde. Parece que en atención al tiempo de cuaresma, quie– ren dar más realce a estos misterios dolorosos: son ocho los versos pro– pios de cada paso, en seguidillas iguales; y todavía repiten cuatro, de sú– plica, en cada misterio, los que acabamos de citar en la serie anterior. Misterios, los mismos de martes y viernes. Sigue la «oración que cantan los devotos de la Divina Pastora, concluida la corona». La conocemos ya por el novenario de Zaragoza: Salve, Virgen pura, salve, bella Aurora... El prólogo nos informaba de la caridad especial con los enfermos y ahora oímos la «oración que se suele cantar para impetrar la salud a los enfermos». Con mucha meticulosidad, tanto aquí como en Játiva, se nos previene que, si fuere enferma, hay que decir en los versos séptimo y octavo del romance: «esta doliente es devota que escrita»... 44. o.e., p. 753.

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