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218 ANSELMO DE LEGARDA experimentado innumerables prodigiosos efectos. Si está moribundo, se celebra misa de agonizantes en el altar de la Divina Pastora. Y a los que mueren, para misas y hábito, se dan quince pesos, enviando este sufragio tan puntualmente que a veces se entrega la limosna antes del entierro; a más de una corona o rosario en comunidad, siendo devoto, por su alma. »Todos los domingos y fiestas del año sale el guión de la Divina Pastora de la calle de Serranos, por la mañana, y se encamina al convento de reli– giosas canonjesas (sic) reglares del orden de San Agustín, con el título de San Cristóbal, de esta ciudad; donde, juntos los devotos, oyen misas y cantan después la corona o rosario por las calles. »Para más comodidad de los que en estos tiempos tan calamitosos se dedican a obsequiar a María Santísima, se pone aquí el método de rezar la corona o rosario, con los misterios y oraciones que suelen cantarse por los devotos y cofrades, en la forma siguiente.» Sigue el ofrecimiento de «esta tan agradable corona de setenta y dos avemarías en contemplación de aquellos setenta y dos que habitasteis en este mundo». El P. Ardales "' vuelve a alabar a los capuchinos valencianos y vuelve a burlar nuestros deseos de conocer los pormenores de esta devoción de la corona. Los satisfaré siguiendo al P. Rafelbuñol. Los misterios presentan una distribución que en parte seguimos en nuestros días. En los siete gozosos, para lunes y jueves, se contempla la encarnación del Verbo, visitación, nacimiento, circuncisión, adoración de los santos Reyes, purificación, Niño perdido. Ocho versos suenan en cada misterio, pues después de cada par se van repitiendo estos dos: Ruega por nosotros, Pastora divina. Por vestirse de hombre Dios a ti se inclina. Tus pellicos toma, Madre peregrina. Con amor visitas a Isabel tu prima. Y a Juan corderillo tu piedad sublima. A tu grey tres Reyes la estrella encamina. Y ovejas se ofrecen con piedad muy fina. Tu amor un Cordero al templo destina. Y tu oferta borra de Adán la ruina. Sin mancha un Cordero en Belén se mira. Y entre pobres pajas tierno se reclina. Tu Cordero marcan, pues lo circuncidan. Y al ponerle nombre, Jesús le apellidan. Tu Cordero pierdes con grande agonía. Ruega por nosotros, Pastora divina. Mas le hallas alegre al tercero día. Ruega por nosotros, Pastora divina.

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