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POESÍA DE LA DIVINA PASTORA 215 Las indulgencias van concedidas por el ilustrísimo y reverendísimo se– ñor don Lorenzo Despuig y Cotoner, obispo de Mallorca (1751-1763). Las otras muestras poéticas son silbos y balidos. Los silbos coinciden en el primer verso con otros publicados por el P. Ardales '"' ; pero como unos suenan en misión y los otros en novenario, demás está subrayar su diferencia, sin contar que, en el mallorquín, cada ocho versos de las coplas intercala el solista los dos últimos del estribillo y «todos» los repiten a continuación. SILBOS AMOROSOS QUE DA LA PASTORA MARÍA A LOS CORDEROS DE SU REBAÑO ESTRIBILLO Corderos amados, amadas ovejas: oíd la Pastora, que silbos apresta. COPLAS ¡Ay de mis corderos ! ¡ Ay de mis ovejas! que mis tiernos silbos del todo desprecian. ¡ Ay! que al Lobo fiero errados se entregan, por un vil deleite que corre y que vuela. Los balidos, aunque en distinto metro, mantienen la estructura de los silbos, intercalando cada ocho, como allá, los dos últimos versos del estri– billo y repitiéndolos. Su comienzo trae a la memoria las Relaciones o Cuentas de Conciencia de Santa Teresa de Jesús, donde refiere su arroba– miento de un día de Resurrección al escuchar «un cantarcillo de cómo era recio de sufrir vivir sin Dios». Con esto no afirmo que el autor del poemita a la Pastora se inspiró en el dedicado a Jesús : uno y otro pudieron partir de un cantar de amor humano y volverlo a lo divino. El P. Ardales ' 10 cita los cuatro versos iniciales, con una variante. Los atribuye al P. Isidoro de Sevilla. No sé si el resto coincide con el novenario de Mallorca. 39, o,c,, p, 215, 40. o.e,, p, 337.
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