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210 ANSELMO DE LEGARDA tísima representada en el traje sencillo de amorosa Pastora. Es indecible la ternura con que atrae y el amor que inspira». En la última estrofa de la reimpresión de Valladolid hemos advertido una omisión en el recuento de los propagadores de la nueva devoción ma– riana. Es aún más extraño que vuelva a omitirse aquí el nombre de Nava– rra y Cantabria, y el de Castilla: «Prendados los pueblos de esa invocación y efigie de la Santísima Virgen, tan expresiva de su amor oficioso y solícito por las almas, le han dedicado muchos altares, varias capillas y aun algu– nos templos en Andalucía, Cataluña, Valencia, Aragón y en las Indias». Entre los enamorados de la Pastora cuenta# monarca: «En Sevilla fundó y dotó su solemne fiesta el rey Felipe V»"". d Para los milagros remítese a la obra del P. Isidoro de Sevilla, La Pas– tora Coronada. Persuadido de la eficacia de esta advocación, ha formado el nuevo nove– nario: «Parece imposible no convertirse y enternecerse el pecador más abandonado y endurecido, si la mira atento y la invoca devoto en su dulce renombre y simbólica imagen de Divina Pastora. A ese fin, después de muchos novenarios que corren ya hace años, he formado éste con algunas consideraciones que, si se hacen con reflexión, no pueden menos de alentar y obligar a cualquiera el más perdido (sic) a buscar a Dios y hallarle pron– to y amoroso Pastor a ruegos de su piadosa Madre». El plan desarrollado cada día consta de acto de contrición, paráfrasis del «Señor mío Jesucristo», oración común, consideración y oración propia, tres padrenuestros y tres avemarías, otra oración común, los gozos y un oremus. En las consideraciones va contemplando diversos misterios y escenas de la vida del Señor y de su Madre: encarnación del Verbo, para congregar a todas las ovejas; nacimiento del Pastor; vida pública, ovejas perdidas que vuelven al aprisco gracias a la Mediadora; Pasión, camino del Calva– rio; al pie de la cruz, encargo de cuidar de las ovejas; Resurrección, gozo por las ovejas redimidas; Ascensión, única Pastora; felicísimo tránsito de la Medianera, Pastora y guía; entronizada en los cielos, Pastora colocada en la cima de los montes, atenta a todo el rebaño y a cada oveja. En la parte poética el novenario de Pamplona se aparta de los anterio– res. Aunque el Misionero del Colegio de Navarra y Cantabria da el nombre de gozos a su primera composición, es claro que su tono difiere mucho del habitual. Propio de los gozos parece aquí un relato o consideración serena del título de Pastora, de su origen y oficios, sin excluir el aplauso por sus triunfos sobre el Lobo y el recuerdo de la felicidad de la mística grey. En los gozos de los otros novenarios sólo oíamos el balido de la oveja en el estribillo que cerraba cada estrofa. En el de Pamplona las estrofas son otros tantos balidos, intensificados en el estribillo. La última estrofa de estos gozos les da su denominación exacta: balidos. Cierto que el fin de los de San Sebastián y Zaragoza suena la misma palabra, pero es en tono des- 33. El P. ARDALES, en el capítulo quinto de la obra citada, ha reunido un tesoro de no– ticias sobre las relaciones de la familia real con la Pastora y con los capuchinos de Sevilla.
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