BCCCAP00000000000000000001761

88 ANSELMO DE LEGARDA livianas, o sean graciosas, o ociosas», 89. Por ese camino se da en el retruécano. «Romper el corazón de su pobrecillo esclavo con el clavo de sus pies», 229. «Por morosa y amorosa memoria y meditación», 234. Fácil es también hallar ejemplos de oxímoron y paradoja. «Cuanta amarga dulcedumbre», 93. «Nunca pudieron matar la vida que en vos moría», 230. «El tesoro que no tiene fin ni principio es principio y fin de todo», 267. «Hija de un labrador que era abundante en pobreza», 319. «La muy rica pobrecita», 435. «¡Oh dulcedumbre amarguísima!», 221. Contrapone ideas en expresiones antitéticas. «El libertado querer de la muy santa obediencia», 34. «Porque amor de Dios es Cristo, y de Cristo es amor Dios», 54. «Esto es estar el ánima en libertad recogida», 102. Cuando el nacimiento del Niño contrapone lo que ven los ojos cor– porales en el diversorio a lo que ven los intelectuales ojos, 189-190. En unos lugares fluyen paralelas ciertas expresiones. «Una costumbre tan larga cuan descuidada ... , su caída tan grave cuan profunda... , el monte tan alto cuan codicioso» ... , 42. «Ni en el cuerpo se halla cosa interior comparada a las del ánima ni en el ánima cosa se halla exterior compa– rada a las del cuerpo», 63. «Pone deleitable hambre con consolable har– tura, 85. «No silencio de palabras, sino callar de entendimiento, serenidad de memoria y quietud de voluntad», 323. En otros lugares la prosa se adorna con quiasmos. «El ánima des– terrada en aqueste muladar y en este valle abatida», 42. «Aquel hombre verdadero, que era verdadero Dios», 206. «La divinidad es lumbre y leña la humanidad», 222. «Aquesta sabiduría es sobre razón y seso, porque sobrepuja a todo seso y razóm>, 335. «Tantos mil talentos de oro y de plata tantos mil», 399. «Las ánimas que obran deseando y desean obrando», 422. «Halla el ánima conocimiento de lo que no entiende y entiende lo que no conoce», 435. Parecidos son los pasajes con variación. «Es muy gran miseria, y poca crianza, y aborrecible maldad», 41. «So pena de mal mirados y de no amigos de crianza y enemigos de la razón», 42. «Entendiendo que el Verbo divino es potencia infinita, y es sabiduría infinita, y es bondad infinita; y que el Padre eterno es infinita sabiduría, es infinita potencia, es infinita bondad; y que el Espíritu Santo, sin alguna diferencia es infinita bondad, es sabiduría infinita y es infinita potencia», 161. En tantas páginas escritas a vuela pluma no es de maravillar que se le deslizaran al autor algunos anacolutos. «Y los que han de seguir a

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz