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96 ANSELMO DE LEGARDA rescibe por maravilla lo que no sabe entender, y en su desfallecimiento ha socorrido la Iglesia con decirnos a los simples que, con limpio corazón, nos basta sola la fe, 155. En la página 184 intercala versos de arte mayor, irregulares. En 198- 199, los intercalados son octosílabos. En la escena de la flagelación nos muestra a Jesús todo el cuerpo muy llagado, muy cercado de sayones llenos de ferocidad y cubierto con su sangre... , 211. Luego nos hace contemplar al afligido Señor quitado de la columna con la soga a la garganta y atadas juntas las manos, y no del todo desnudo, mas con su sangre cubierto y con muy gran confusión, 212. Continúa describiendo la escena en una prosa esmaltada de octosílabos. Prosa que, dos páginas después, nos ofrece dos quintillas casuales: A mi Cristo levantaron por las barbas y cabellos, y a su Madre apuntillaron, y otra vez los apartaron sin haber compasión de ellos. Y quitáronle el madero, no porque fuese ayudado, y alquilaron por dinero al Cireneo caminero y a llevarle fue forzado, 214. Nueva quintilla en la página siguiente: Pero bien se remediaron: 5Upiéronse haber con El y a la muñeca le ataron un cordel y de él tiraron con fuerza feroz y cruel, 215.

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