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REFINAMIENTO LITERARIO DE LA «SUBIDA DEL MONTE SION» 91 águila, Isaías, 341; alba, sol, 345; paloma, Cantares, 346; paloma de plata, 348; abejas, colmena, 350; becerros, 354; heno, cieno, 356; pleamar, baja~ mar, 358; erizo, tortuga, galápago, 359; caracol, 359; sol, 360; oficial de muchos oficios, 362; platero maestro, 362; oro, plata, latón, mármol, 366; maderas, 367; piedra preciosa, relicario, 369; agua derramada, 369; gota de agua, 370; sol, espejo, 370; derramar, vaso boca abajo, 372; noche, 373; sol, 374; aldaba, 374; párpado, 374; trigo, trilla, 377; ungüento, olor, 386; dos credos, 389; el emperador y Diógenes, 391; latón, hierro, 399; sol, 400; estrellas, lucero, 400; rayo de sol, 401; lluvia, rocío, 401; mar, 401; gavilán, 406; incienso, 407; brasero, 408; esclavo fugitivo, 408; seráfico brasero, 409; río, vado, 409; cordero manso, 410; aguas, vado, 412; mar tempestuoso, 412; alas seráficas, 430; engolfado, no remar, 430; fruta de invierno y verano, 431; avellana vana, 431; ave, 431; rueda de pavón, 431; puente de viento, 431; prados, 432; rostro del águila, 434; oro, piedras preciosas, 435; monte, 436; navío, 437; tornarse moro, 437; caminantes flacos, 439. El P. Fidel de Ros 'ª registra las comparaciones del ruiseñor y de la cogujada, que aparecían en la edición de 1535 y no pasaron a la de 1538. Figuraban en la parte o libro tercero que, al decir de Laredo, 239, «va mudado casi aqueste libro tercero de la substancia que tuvo en la primera impresión... , habiendo sido mudado, como está dicho, casi de todo en todo aqueste tercero libro» ... * * * El lector atento reparará en cientos de ejemplos semejantes a los presentados más arriba y aún descubrirá· otros caprichos en la obra de Laredo. Al mismo tiempo el oído irá sorprendiéndose por la aparición reiterante y casual de octosílabos en series más o menos largas. Los profesores de métrica castellana suelen dar la palma al octosílabo entre los versos castellanos de arte menor. Rodríguez Marín, ·en su edición del Quijote, anotaba o denunciaba la presencia periódica de varios de esos versos entre la prosa cervantina. Pero, como vamos a ver, en ese punto no admite comparación el libro del franciscano. Hay pasajes en que uno se acuerda del latino Ovidio, el que a ratos, conversando no acertaba a expresarse sino en verso. Ya en la cabecera de la portada en 1538, en il Un inspirateur.. ., págs, 187-188 y 198.
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