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4 P. ANSELMO !>E LEGARDA El P. Fermín de Echarri (Fermín Gazólaz) fue el predicador ordi– nario de la villa de Rentería durante ocho años seguidos, y en 1792 in– tervino eficazmente y con éxito para que se restableciera la concordia entre la Villa y el convento. En 1793 fallece en R,entería el P. José de Urnieta; y al año si– guiente mueren tres: el 14 de febrero, el P. Vicente de Grávalos; el 5 de abril, el P. Miguel de San Sebastián; y el 31 de mayo, d P. Fran– cisco de Lodosa. Es de creer que la declaración de guerra a los regicidas franceses en 1793 y la proximidad de sus tropas al año siguiente les habrían alarmado a los capuchinos de Rentería. Y mucho más la presencia de los revolucionarios en Vera, Irún, San Mardal, Fuenterrabía, Pasajes, San Sebastián: la alarma se habría convertido en pavor. Es posible que algunos hubieran ,emigrado para prestar socorro en los numerosos hospitales sembrados a la sazón por Navarra, desde Roncesvalles hasta Tudela. En 1795, año de la paz de Basilea, encontramos en Rentería, como vicario, al P. Norberto de Pamplona (Juan de Loyola), y con el mismo cargo al P. Francisco Javier de Ochagavía en 1798, año en que gobierna allí como guardián el P. Juan Evangelista de Oñate (Bernardo Zabala). En 1803 está destinado como guardián de Vera el P. AgustÍn de Barasoain (AgustÍn de Arizu), misionew euskeldún, igual que el P. Fer– nando de Anchóriz (Fernando Ardanaz) y que el P. Rogerio de Ara– zuri (Joaquín María de Eraso). En 1807 figura como Vicario de Rentería el P. José de Irún (Ata– nasia Bartolomé de Emparan). La guerra de la Independencia turba la paz de la comunidad. Por no prestar juramento de fidelidad a José Nap:Jeón I, a la Constitución y a las Leyes, siete frailes, no todos, abandonan -el convento el 11 de fe– brero de 1809. El 28 del mismo mes dan la orden de perseguirlos. Son seis sacerdotes y un hermano no clérigo y se llaman Joaquín de Estella, Félix de Mendigorría, Rogerio de Arazuri, Gabriel de Cizúrquil, Lorenzo de Cirauqui, José de Lodosa y Miguel de Arraiza. El 27 de setiembre de ese mismo año fallece en Rentería el P. José María de Azcoitia (Pedro Ignacio Aldasoro). En 1814 figura como guardián el P. Miguel de Villabona (Miguel José de Zumeta), y com::i vicario, el P. Santiago de Arazuri (Quintín de Eraso). En 1820 fallece en Rentería el P. Francisco de San Sebastián (Jo– sé Manuel Miguel de Iturburu). Años borrascosos de nuevo. En 1824 eligen guardián al P. José de Los Arcos (Miguel López Belaza), y vicario, al misionero euskeldún P. Francisco Javier de Unzué (Francisco Arbeiza). En 1830 es guardián el P. Esteban de Vera, y en 1833 el P. Bue– naventura de Andoain (Pedro Ignacio de Cenoz). Estamos en vísperas de la catástrofe final.

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