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REFERENCIAS MUSICALES EN EL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA 113 Alabastis os, caballero, gentz'lhombre aragonés; no os alabaréis otra vez. Alabastis os en Castilla que teníais linda amiga, gentz'lhombre aragonés; no os alabaréis otra vez. Tienen asi mismo sabor antiguo ciertos cantos de La venganza de Tamar (4,449-450); sabor antiguo, si no preferimos decir que Tirso, como Lope, tenia arte para dar pátina de antigüedad a sus inven– ciones. Salen los pastores con ramas: A las puertas de nuesos amos vamos, vamos, vamos a poner ramos... El tan traido y llevado de «A las tres ánades, madre», tampoco podia faltar en Tirso (1,646b; 1,711c; 2,308a). Largo seria anotar todos los lugares con reminiscencias o parodias de romances viejos. Valgan un par de muestras. Como lo que se canta en Por el sótano y el tomo (1,246c): Hoy el rey no me ha Jablado, mir6me de mala guisa; dejáronme venir solo los grandes que me seguían. O aquello otro de Bellaco sois, G6mez (7,297b): Mándame a que le cante, mi señora, o que le rece lo antiguo de aquel romance: «Mira, Zaiºde, que te aviso que no pases por mi calle, ni· mires a mis ventanas, ni»... Ya sabrá lo restante. Para cantar bastaba ese maravilloso instrumento de la voz humana, sobre todo si, como se nos ha dicho más arriba, era «el chorro claro y fuerte» (3,147a), o «buen chorro» (4, 410b). Pero con frecuencia se acompañaban de un instrumento, igual para cantar que para bailar. [41]
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