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106 ANSELMO DE LEGARDA En Doña Beatriz de Silva (4,9b) hay un duelo amistoso: Desde el mar toque festivos clarines, que a ellos responderá con marciales instrumentos Lisboa. Uno de ellos nombra Gonzalo Pizarra (5,285a) cuando nos describe su fuga de la Universidad de Salamanca para esquivar la prisión o la muerte: En fin, mientras cabezas el juez corta, los hábitos repudio, galas visto y el parche sigo, que al valor exhorta. Trompetas escuchamos antes de la proclamación del rey (5,473b). Las chirimías suenan una y otra vez. Tocan chirimías al comienzo de la comedia (4,9b); a la entrada del torneo (4, 75a); música de todos géneros y luego chirimías para festejar la llegada de Jezabel (4, 173a); música de chirimías mientras se viste y se lava Nineucio (4, 354b), mientras le sirven el desayuno (4,256b), mientras bebe en mesa esplén– dida (4, 392a), mientras el banquete dado al hijo pródigo (4, 396a); al poner la bandera de las quinas y colocar la cruz (5,479b); música de chirimías al salir a los muros de Troya Policena y Casandra (6, 54b); co– mo demostración de alegría: «músicas al vulgo alegren» (5,434a); «le hi– cieron bélica salva bombardas y chirimías» (5,116b). El nombre del instrumento dio pie a un juego: chirimías, chiri– nuesas o chirinuestras (2,128-129), con ejemplos parecidos en el mismo Tirso: Noé, sí he (3,39a); parabienes, paramales (4,228a); Nicomedes, Nicenades (6,3la)5. Chirimías y trompetas se emparejan en Escarmientos para el cuerpo (5, 141a), al mandar prevenir una falúa: Cúbrela de banderolas que el aire alegren inquietas; chirimías y trompetas hagan aplauso a sus olas. 5 A propósito de Bilbao y galambao aduje unos cuantos ejemplos más de ese fenó– meno en Lo r.n'zcaíno en la literatura castellana, San Sebastián, 1953, págs. 196-199. [34 J

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